14/2/09

Dar razones

Son pocos los visitantes de este lugar - no encuentro término más indeterminado -. Por vuestro escaso número conozco vuestro enorme valor. Pero llevo largo tiempo sin encontrar ocasión, ni motivo, para detenerme a depositar, en el viento electrónico de este espacio, un sólo resto. El fleco de una lectura o una desinteresada consideración. Quiero decir una consideración sin interés. Un terrible vaivén - sin intención y sin sentido - me tiene enredado en su capricho: trabajo, compras, visitas, papeles y formalidades, asistencias inexcusables... y en estos enredos se van los días. Hace muchos días que no hablo con los amigos, hace más tiempo cuánto más viejos son los amigos, quiero decir, más antigua la amistad. Ni siquiera comparto ya una tarde con el único hombre que me indicó la norma. Hablo con mi padre por teléfono pero son ya meses sin echar la tarde en su compañía. Y - como siempre - empieza a resultar obsesiva la cuestión de si valdrá la pena... Cuando su urgencia se hace perentoria veo el orden que gira en torno a mí y puedo contemplarme centro del mundo y, sin soberbia, entiendo la importancia que tiene la lenta digestión de mi paciencia. Quiero decir que retomaré en breve plazo una más asidua atención a este espacio.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Cuantos más enemigos, más honor.

Escoliasta dijo...

Lamento no poder estar de acuerdo con la setencia. Por mi parte, aunque no son muchos los amigos, tampoco conozco enemigos. Habría que matizarla en cualquier caso...
Salud.

DE LA NADA, QUE AVANZA

Ese título es casi un lugar común, el desierto debiera habernos asfixiado ya. Acaso lo ha hecho. Me miro las manos, nervudas y cruzadas de v...