29/12/09

Una doctrina de la resistencia.


La idea schmittiana del katechon procede, al parecer, del uso paulino del término. San Pablo utiliza muy especialmente el término en su segunda epístola a los tesalonicenses. Frente a la atmósfera de secularización o, más propiamente, neutralización de los conceptos teológicos por la política moderna, podría articularse una doctrina de la resistencia que sirva de bloqueo u obstáculo al avance de la nada,  que esconde la moderna idea de progreso. Contra la unidad tecno-económica del mundo y su faz democrático-liberal podría elevarse una barrera, que Schmitt encuentra en la vieja forma de la Cristiandad. Esta idea de resistencia no atiende, pues, a un momento parcial del mundo nuevo sino que trata de impugnar la apoteosis moderna de la mera política, la citada atmósfera de neutralización, restaurando con ello el mundo, si la idea de mundo es por sí misma una idea metafísica. Pero no se trata de la revisión de la vieja doctrina retrógrada, no se trata de la Cristiandad medieval sino de su forma política: la comunidad universal. La naturaleza y alcance de los problemas envueltos en semejante programa no podrían exagerarse.

En la citada carta a los de Tesalónica S. Pablo escribió:

"Por lo que respecta a la Venida de nuestro Señor Jesucristo y a nuestra reunión con Él, os rogamos, hermanos que no os dejéis alterar tan fácilmente en vuestro ánimos, y no os alarméis por alguna manifestación profética, por algunas palabras o por alguna carta presentada como nuestra, que os haga suponer que está inminente el Día del Señor. Que nadie os engañe de ninguna manera.
Primero tiene que venir la apostasía y manifestarse el Hombre impío, el Hijo de perdición, el Adversario que se eleva sobre todo lo que lleva el nombre de Dios o es objeto de culto, hasta el extremo de sentarse él mismo en el Santuario de Dios y proclamar que él mismo es Dios. ¿No os acordáis que ya os dije esto cuando estuve entre vosotros?. Vosotros sabéis qué es lo que ahora lo retiene (to katechon), para que se manifieste en su momento oportuno. Porque el misterio de la impiedad ya está actuando. Tan sólo con que sea quitado de en medio el que ahora le retiene (ho katechon), entonces se manifestará el Impío a quien el Señor destruirá con el soplo de su boca y aniquilará la Manifestación de su Venida.
La venida del Impío estará señalada por el influjo de Satanás, con toda clase de milagros, señales, prodigios engañosos y todo tipo de maldades que seducirán a los que se han de condenar por no haber aceptado el amor de la verdad que les hubiera salvado. Por eso Dios les envía un poder seductor que les hace creer en la mentira, para que sean condenados todos cuanto no creyeron en la verdad y prefirieron la iniquidad" (II Tes. 2, 1-12)

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