16/6/11

Comisión de espiritualidad

Es patente el hueco metafísico que la modernidad padece, un hueco labrado a conciencia y a fuerza de pura razón, de puritita razón. Hace tiempo que se hizo patente la interna constitución metafísica de la persona, quizás más patente a medida que esa constitución era bloqueada por la crítica y las personas singulares eran sustituidas por individuos homogéneos en el caldo de la nueva society. Es inherente al concepto de ilustración, es un momento de su dialéctica, la plena reducción positiva - científica o tecnológica y esto significa, finalmente, productiva - de todo contenido metafísico. La dialéctica de la ilustración niega cualquier posibilidad de una nueva metafísica de manera que, lejos de "ilustrar la ilustración", es preciso desbordar sus fundamentos. Esta es una tarea que no concede el estado presente del mundo, que desplegará una estrepitosa risa (nietzscheana) ante cualquier ensayo de reorganización espiritual. Cuando se reclama una nueva religiosidad y una teología superior no puede dejar de producir sonrojo el modo y manera de afrontar el problema por parte del llamado movimiento del 15 de mayo, cuya comisión de espiritualidad manifiestó una futilidad acorde con los tiempos, a cuyo lado la religión positiva de la humanidad - esa suerte de "catolicismo ateo" comteano - parece tener algún sentido.
Al respecto una tesis y una cita:
1. Ex Occidente Lux. El orientalismo que satura las prácticas de la citada comisión es fuente de problemas y raíz del oscurecimiento del sentido que hoy padecemos. 
2. "En el camino hacia la ciencia moderna los hombres renuncian al sentido. Sustituyen el concepto por la fórmula, la causa por la regla y la probabilidad. La causa ha sido sólo el último concepto filosófico con el que se ha medido la crítica científica, en cierto modo porque era la única de las viejas ideas que se le enfrentaba, la secularización más tardía del principio creador. Definir oportunamente sustancia y cualidad, actividad y pasión, ser y existencia, ha sido desde Bacon un objetivo de la filosofía; pero la ciencia pasaba ya sin estas categorías. Habían sobrevivido como idola theatri de la vieja metafísica y ya en tiempos de ésta eran monumentos de entidades y poderes de la prehistoria, cuya vida y muerte habían sido interpretadas y entretejidas en los mitos. Las categorías mediante las cuales la filosofía occidental definía el orden eterno de la naturaleza indicaban los lugares anteriormente ocupados por Ocno y Perséfone, Ariadna y Nereo. Las cosmologías presocráticas fijan el momento del tránsito (...). Mediante las ideas de Platón, finalmente, también los dioses patriarcales del Olimpo fueron absorbidos por el logos filosófico. Pero la Ilustración reconoció en la herencia platónica y aristotélica de la metafísica a los antiguos poderes y persiguió como superstición la pretensión de verdad de los universales. En la autoridad de los conceptos universales cree aún descubrir el miedo a los demonios, con cuyas imágenes los hombres trataban de influir sobre la naturaleza en el ritual mágico. A partir de ahora la materia debe ser dominada por fin sin la ilusión de fuerzas superiores o inmanentes, de cualidades ocultas. Lo que no se doblega al criterio del cálculo y la utilidad es sopechoso para la ilustración." (M. Horkheimer, Th. W. Adorno. Dialéctica de la Ilustración. 1944)

2 comentarios:

Ignacio dijo...

Más que conmovedora entrada. Plasmar una sensación con tanta pulcritud es digno de mención.

No podría haberme expresado mejor.

Gracias

Escoliasta dijo...

Gracias a tí por tu lectura y por tu comentario.

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