"Toda disposición de espíritu que tendiera a perder de vista o la naturaleza o la gracia, o el primero o el segundo Testamento, o la primera o la segunda Ley, o a Dios Padre o a Dios Hijo, llevaría la marca de un desequilibrio profundo, de un profundo desorden interior, de un desconocimiento profundo de lo que es la misma doble articulación de la vida cristiana. Sería vano buscar en los Evangelios la huella de cualquier desprecio: todo en ellos es caridad, es decir, lo más opuesto al desprecio; y la espantosa cólera que corre por debajo de ellos no es en absoluto una cólera ni contra la naturaleza, ni contra el hombre ante la gracia, es únicamente una cólera contra el dinero, y es preciso en verdad no haber querido verlo para que esta reprobación no haya estallado a los ojos de todos. Ahora bien, el dinero, que constituye el eje y el centro del mundo moderno, no se opone menos a la naturaleza que a la gracia, y encontramos aquí esta proposición fundamental de Péguy: el mundo moderno no se opone sólo al mundo cristiano, se opone asimismo a todos los mundos espirituales, al mundo hebreo, al mundo griego, al mundo latino, al mundo francés... en no menor medida que al mundo propiamente cristiano." (Durel, pseudónimo de Joseph Lotte. Prólogo inspirado directamente por Ch. Péguy para su poema Ève/Eva).
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