16/12/10

El fracaso de la sociología.

El programa racionalista y "microburgués" de elevación civil de una moral "dentro de los límites de la mera razón", o en términos comteanos: el programa de sustitución de la teocracia y teolatría - apoyadas por la teología - por una sociocracia y sociolatría - apoyadas en la sociología - puede medirse por los resultados que tenemos ante nuestros ojos. Entre Revolución y Restauración, diríamos, la sociolatría ha conducido a la Disolución en el camino del progreso. El afán progresista y reformador quizás tuviera sentido hace un siglo, cuando Durkheim escribía: 

"Estando convencidos de que el mal que sufren las sociedades europeas es esencialmente moral, estimamos que el estudio de la sociología debe aplicarse sobre todo al problema moral (...) Nuestros trabajos, nuestra práctica docente en sociología, sin circunscribirse dentro de límites estrechamente marcados, se han dirigido con preferencia al estudio de los fenómenos morales" (Durkheim 1895d:692,695)

Pero si el diagnóstico puede parecer plausible, incluso hoy, siendo muchos los que hallan en el terreno moral el mal que sufren las sociedades europeas, acaso a la luz de los resultados habría que rectificarlo. El problema de las sociedades europeas nace de una concepción de la moral laica y republicana como presunto basamento de la existencia antropológica, siendo que el problema es religioso. El enorme misterio que la religión supone para el racionalismo moderno que la reduce a ideología política y consuelo psicológico, se manifiesta en la obsesión de la sociología por el fenómeno religioso. Pero la sociología prefigura su concepción de la religiosidad y la discierne siempre de modo parcial e impotente. Al respecto sólo una nueva metafísica, que no podría dejar de contar con los siglos de nuestra modernidad, estaría en condiciones de abordar la enorme realidad de la religión histórica y, acaso así, entender - y en esa exigua medida resolver - el "mal que sufren las sociedades europeas".

8/12/10

Punto Crítico

La cuestión gnoseológico-política fundamental, que hoy sigue abierta, pregunta por la posibilidad, es decir, la realidad positiva de las ciencias del hombre. En una ocasión, el más grande filósofo español vivo me señaló la realidad de las ciencias sociales, su - al parecer - evidente positividad. Las ciencias sociales "están ahí". La cuestión radica evidentemente en determinar si su institucionalización tiene tras de sí "realidad gnoseológica" o responde a los contenidos programáticos de una posición política. ¿Podría hablarse de una matemática republicana como se habla de la índole republicana de la sociología?. Las ciencias sociales parecen haber sustituido una metafísica por otra, acaso por una antimetafísica intencional. Pero las ciencias del hombre son todavía hoy "ciencias que se buscan" como dijera Aristóteles de la metafísica, y ello pese a su patente presencia institucional, una presencia que esconde en su seno un vacío gnoseológico que hace resonar las voces de los especialistas como voces de campana. Tienen vigencia todavía hoy las palabras de Durkheim en1893.

"Nadie pone en duda la posibilidad de las ciencias naturales y físicas. Nosotros reclamamos tal derecho para nuestras ciencias"

Nadie cuestiona la realidad de las ciencias físico-matemáticas. Negamos la posibilidad, por ausencia de realidad, (gnoseológica) de las ciencias sociales. Éste es el punto crítico en que se enfrentan los programas políticos fundamentales de nuestro tiempo.

6/12/10

N(eg)atividad

La familia se deshace y rehace en cada generación y su inextricable ambivalencia está inscrita en esta infecta naturaleza.  La familia es tan imperfecta como todo lo humano o, dicho de otro modo, es infinita en el limitado sentido negativo del término. Ya tiene como semilla un vínculo (im)posible, a saber, el amor humano de dos personas incompatibles. "Ni contigo, ni sin tí, tienen mis males remedio...". 
El alegre Defensor de la fe pudo escribir: "Si los americanos pueden divorciarse por "incompatibilidad de caracteres" no puedo concebir por qué no se divorcian todos. He conocido muchos matrimonios felices, pero nunca a uno compatible. El fin del matrimonio es luchar y sobrevivir al instante en que la incompatibilidad se vuelve incuestionable. Pues un hombre y una mujer, como tales, son incompatibles"
La familia nos pone y la familia nos quita... desde el momento mismo en que nos pone. De ahí que suframos en su seno y lejos de ella, porque cuando hemos roto los lazos es cuando más nos aprietan. Como sucede con  lo que se ama, sólo el amante tiene en plenitud el derecho de odiarla: ¡qué asco de familia!.


3/12/10

Anatomía de superficie /2

El actualismo moderno de las presuntas ciencias sociales, fundamento de su superficialidad histórica y política, es patente en el contraste entre el Tomás Hobbes todavía traductor de Tucídides y el magnífico institucionalizador de la sociología francesa, Emilio Durkheim. Este actualismo converge con la intención revolucionaria de renovación del hombre y clausura de la historia. Pero es sólo un programa como programática o intencional es la ciencia social que se pretende establecida, es decir, positiva. Puedo discutir las virtudes del proyecto, son evidentes hoy sus enormes riesgos derivados de la inviabilidad de una ciencia (natural) del hombre.

"Las nuevas disciplinas (introducidas por la III república francesa en el sistema de enseñanza) comportaban el estudio científico de la actualidad y, con ello, una ruptura con la vieja universidad volcada en la rememoración del pasado, la veneración del clasicismo y el fomento de un espíritu diletante y literario.
Pera realizar tal operación se utilizaban medios muy peculiares, ya que se introducían disciplinas que estaban todavía por hacer, que carecían en su mayoría de un cuerpo de especialistas suficientemente maduros, como para que la institucionalización académica resultara una simple consagración de algo ya existente" (Ramón Ramos Torre)

30/11/10

Anatomía de superficie

La modernidad, como exclusivo campo histórico de su análisis, convierte al sociólogo en un anatomista de superficie. Sobre la superficie casi inmediata de la modernidad su intervención no alcanza la profundidad serena de la historia.Sus explicaciones son siempre cortas de vista por limitadas en su regreso a la cota intrascendente del tiempo nuevo. Sin duda es preciso progresar al presente, pero para ello hay que haberse alejado lo suficiente. Acaso su vínculo con el ensayo revolucionario de re-fundación del orden antropológico, orientado a la producción del hombre nuevo, sitúe a la sociología en el horizonte de la modernidad. Cuando los siglos transcurran la densidad histórica dotará de profundidad a la "mirada sociológica", a la vez que desmentirá de hecho su presunta potencia generadora de un presente sin historia.
En particular cuando contempla realidades abisales (las instituciones de parentesco y, en especial, la familia) su luminosa superficialidad es deslumbrante.

"Podemos preguntarnos acerca de las motivaciones para el matrimonio y las motivaciones para tener hijos. La búsqueda de la felicidad es motor fundamental del comportamiento contemporáneo y de las decisiones acerca del matrimonio. Lo novedoso no es esa búsqueda de la felicidad sino la legitimación de la misma.Frente a los principios de sacrificio y entrega, que estaban presentes en la idea tradicional de la familia, surge, cada vez con más fuerza y mayor legitimación, el derecho individual a la felicidad que atempera el sentido del deber. Frente a la idea del matrimonio vitalicio, sin excusa para escapar del mismo, se legitima el egoísmo individual con la renovación constante del acuerdo interpersonal. Ello introduce una mayor fuerza en los lazos internos de la pareja y es, a la vez, la clave de su vulnerabilidad. Por otra parte, los hijos ya no son un regalo o una fatalidad del destino sino el fruto de una decisión consciente de los padres. Tanto para aquellos que deciden tenerlos o no tenerlos,  como para los que, no teniéndolos espontáneamente, se someten a tratamientos para llegar a engendrarlos, los hijos son cada vez más una elección. El resultado más evidente es que son menos y están mejor atendidos; el más profundo es que se desean y por ello son un valor distinto, una expresión de los padres, algo en lo que éstos se juegan más y se exponen en mayor grado. Los hijos son una proyección de los padres en mucha mayor medida que cuando su nacimiento era resultado del azar y no de una decisión consciente del hombre y de la mujer. De este cambio y de las nuevas relaciones interpersonales que implica se deriva que la familia es cada vez más una unidad emocional" (Inés Alberdi)

El único medio real de demolición ideológica, que consiste en el choque de ideologías opuestas, no está al alcance de un enfoque expresamente limitado al tiempo presente, cuya homogeneidad ideológica induce una estúpida certidumbre y conciencia errada de verdad. Puede, así, discurrirse de modo solemne, con una reverberante claridad, sin vislumbrar ni un instante la insana sombra del fondo del mundo.

22/11/10

Campesinos/2

El capital acumulado inicialmente a partir de la expropiación de bienes eclesiásticos, con ocasión de las reformas, parece haber sido el primer alimento del Leviatán. Pero la institución del Estado - ya bajo la forma inicial del absolutismo político - formaliza la exacción, el latrocinio y el robo. Y esto no sólo ni principalmente sobre magnates y príncipes de una nobleza crecientemente asimilada o extinguida, sino sobre unos campesinos numerosos, duros y reacios: auténtica raíz de la resistencia. La comunidad está ligada al campesinado pre-industrial y es difícil creer que pudiera concebirse alguna forma de cercanía comunitaria contando con los medios de la industria. Parece que definitivamente Estado y Mercado - facies de la Sociedad, que es, a su vez, la forma de agregación de los nuevos ciudadanos-consumidores - han destruido una comunidad anclada en la tradición campesina.

"Habitualmente son las presiones hostiles ejercidas sobre la economía de subsistencia (impuestos abusivos, endeudamiento crónico, privatizaciones de recursos comunales, disolución de obligaciones patrimoniales etc...) y no la emergencia de oportunidades de acumulación, las que originaron la conversión de los campesinos a los cultivos comerciales y de expropiación" (Mike Davis. 2003)

Y aunque en general quien, como Mike Davis, señala en la dirección adecuada, carece, sin embargo, de la suficiente sutileza porque:1. ni la tradición conoce una economía de estricta subsistencia, 2. ni - en ese contexto - podría concebirse un impuesto que no fuera abusivo, 3. ni - por la misma razón - puede llamarse privatización a la muy civil rapiña  urbana de las enclosures, 4. ni la disolución de obligaciones patrimoniales puede legitimarse de ningún modo, por la simple razón  de que atentan contra el fundamento de la única autoridad, fuente de legitimidad. 5. Por último, la idea de una "emergencia de oportunidades de acumulación" ya está dada en un contexto abstractamente económico que parece olvidar que la tradición es siempre acumulativa y, por tanto, delicada fuente de bienes (no meramente económicos).

19/11/10

Campesinos

I.
"Las partes componentes de una familia son las existencias humanas y los bienes y efectos móviles o inmuebles. Y así como la familia no es una excepción a la regla de que la naturaleza de una cosa debe primeramente ser estudiada en su más escueta y simple forma, seguiremos a Hesíodo y comenzaremos por sentar este postulado:
Se necesita primero la casa y la finca, y una mujer; un robusto buey de labranza, para la tierra.
Porque el lugar tiene la precedencia entre nuestras necesidades físicas, y la mujer la tiene entre nuestros compañeros libres. Por esta razón uno de los cometidos del arte de la administración doméstica es el de establecer un orden en las relaciones mutuas entre el hombre y la mujer; en otras palabras: procurar que ello sea lo que debe ser.
De entre las ocupaciones que se dirigen a atender nuestras posesiones y bienes muebles, vienen en primer lugar las que son naturales. Entre esas ocupaciones, la precedencia corresponde a cualquiera que vaya dirigida al cultivo de la tierra; aquellas que, como la minería, van dirigidas a extraer la riqueza de su seno, ocupan el segundo lugar. La agricultura es la más honesta de todas estas ocupaciones; supuesto que la riqueza que ella produce no deriva de otros hombres. En esto se distingue del comercio y de los empleos asalariados, que adquieren la riqueza de otros por medio de su consentimiento; y de la guerra, que la saca por la fuerza y sujeción. Eso es también una ocupación natural, porque, por convenio de la naturaleza, todas las criaturas reciben el sostenimiento de sus madres, y el género humano, como los demás, lo recibe de su madre común, la tierra.
Además de todo eso, la agricultura contribuye notablemente a la formación del carácter verdaderamente viril, porque, contrariamente a las artes mecánicas, no estropea ni debilita los cuerpos de los que se dedican a ello, sino que los habitúa a la vida al aire libre y al trabajo y los vigoriza de cara a los peligros de la guerra. Porque las posesiones de los agricultores y granjeros, contrariamente a las de los demás hombres, están fuera de las defensas de la ciudad." [Aristóteles, Obras. Aguilar 1973 p. 1378.]

 II.
"La ley de orientación agrícola de 1960 planifica la "eliminación" de los "viejos", es decir, de los "campesinos tradicionales" de la agricultura, al instaurar una renta vitalicia de jubilación. Fue así como entre 1963 y 1968 un tercio de la superficie agrícola francesa fue liberada. La Mutualidad Social Agrícola creó clubes de la tercera edad. Pero como algunos "viejos" intentaban mantener su impronta en la explotación, se implantó una nueva legislación del trabajo y cambios en las modalidades de sucesión para debilitar su poder. La instauración de un salario mínimo agrícola garantizado (1950 y 1970), del permiso de maternidad y del estatus de "asociado de explotación", que asegura una remuneración y posibilidades de formación para los jóvenes que trabajan con sus padres, modificaron de forma duradera las relaciones de trabajo en el seno de la familia. En consecuencia, las esposas de agricultores reivindicaron un estatus, lo que reforzaba la aparición de nuevas relaciones de producción dentro del núcleo familiar.En el ámbito de las sucesiones, por una modificación de la ley de sucesión, específica para la agricultura, la función patrimonial se desgaja de la función de empresa. De paso, notemos que la obligación para aquel que permanece en las tierras de indeminzar a los que tengan derechos sobre ellas, es un medio de drenar la riqueza agrícola hacia otros sectores de la economía. La instalación reemplazó a la sucesión, la competencia sobrepasó a la experiencia. La puerta se abrió a la explotación agrícola moderna, liberada de las cadenas familiares. Una situación que resume Alice Barthez:
"Los jóvenes que se expresan en términos de instalación en lugar de sucesión rechazan la dominación por edad y por experiencia, denuncian el trabajo gratuito que resulta de las relaciones familiares, y consideran el igualitarismo familiar como una desigualdad social. Por ello se vuelcan al intercambio de mercado, a la producción contra la reproducción y la herencia, a la tecnología salida de la ciencia, contra las técnicas transmitidas por la experiencia paterna. Se afirman como autónomos en referencia a una dependencia familiar que reprueban como un impedimento al desarrollo de su capacidad de producir" (Alice Barthez. Famille, travail et agriculture. Economica. París, 1982, p. 177)"
[Silvia Pérez-Vitoria. El retorno de los campesinos. Icaria.2010]

18/11/10

Comunidad o Sociedad: el "modo de conducir la vida".

La cuestión que aborda Löwith, a propósito de Weber, debiera tratarse en última instancia no como "modo de conducir la vida", sino como modo de "compartir la vida". Su expresión deriva de su tácita posición individualista substancial, aunque se pretende metodológica.Valga, por lo demás.
"La forma de la economía no es ni un fluido inmediato salido de una creencia determinada, ni ésta es un fluido "emanantista" de una economía "substancial", sino que ambas se dan forma, "racionalmente", sobre la base de una racionalidad universal del modo de conducir la vida.
Por el contrario, el capitalismo como tal, en su significado preeminentemente económico, es poco interpretable como el origen autónomo de la racionalidad. Más aún, una racionalidad de la conducción de la vida - en su origen, religiosamente motivada - es la que ha dejado también que el capitalismo, en un sentido económico, se erija en un poder dominante de la vida. Donde, por el contrario, la tendencia "hacia maneras determinadas de conducción de la vida práctico-racionales" estuvo ausente, "ahí chocó el desarrollo de una conducción de la vida, también económicamente racional, con fuertes resistencias internas". Los poderes religiosos y las "representaciones éticas del deber", ancladas en la creencia en ellos, pertenecieron en el pasado - en una "medida hoy casi incomprensible para nosotros" - a los elementos formadores de la conducción de la vida" (K. Löwith)

17/11/10

Sobre la línea.

La lectura de Comte, a dos siglos de distancia, nos sitúa al límite, que se encuentra, una vez  más, en nuestro fuero interno. Evoco el parágrafo 22 y último del escrito de Jünger Sobre la línea, palabras que llegan una vez más por mediación de J. B. Fuentes, quien las cita en su octavo capítulo.
"El reproche de nihilismo se cuenta hoy entre los más populares, y todos los dirigen con placer a su enemigo. Es probable que todos tengan razón. Deberíamos pues cargar con el reproche y no detenernos con aquellos que sin descanso están a la búsqueda de culpables. Quien menos conoce la época es quien no ha experimentado en sí el increíble poder de la Nada y no sucumbió a la tentación. El propio pecho: esto es, como antiguamente en la Tebaida, el centro del mundo de los desiertos y las ruinas. Aquí está la caverna ante la que se agolpan los demonios. Aquí está cada uno, da igual de qué clase y rango, en lucha inmediata y soberana, y con su victoria se cambia el mundo. Si él es aquí más fuerte, entonces retrocederá en sí la Nada. Dejará en la orilla de la playa los tesoros que estaban sumergidos. Ellos compensarán los sacrificios"

14/11/10

Comte

Magnífico todavía Augusto Comte, hegemónico a través del liberal-positivismo de nuestros días. Sólo hay que lamentar que se le lea tan poco. En ocasiones se encuentran en su obra, y en expresión sintética, auténticos deslumbramientos. Por ejemplo, en referencia a los dos inconvenientes morales de la ciencia: "hinchar y secar, esto es, fomentar el orgullo y desviar el amor".

2/11/10

Individuo / Persona

Perdido en la oposición interior/exterior, A. Comte no encuentra modo de armonizar un individuo y una sociedad, de suyo inconciliables. Su ensayo de pensar semejante articulación, bajo la forma de su Religión Universal, no puede resultar eficaz. En efecto, sólo puede comprenderse adecuadamente en términos de las relaciones de proximidad y distancia envueltas en la tradicional vinculación entre persona y comunidad, condición de auténtica religiosidad. Pero no cabe duda de que Comte ha visto con claridad el feo rostro de la sociabilidad moderna, precisamente en sus obras postreras, aquellas en que la cuestión por la religión resulta acuciante. Son numerosas las descripciones del abismo moderno; algunas magníficas por su concisión, homo homini lupus, otras lo son por su abundancia. Las descripciones  involuntarias que Comte hace de la modernidad destacan por su precisión técnica:

"EL SACERDOTE. Acabáis de plantear, hija mía, el principal de los problemas humanos, el cual consiste, en efecto, en hacer gradualmente prevalecer la sociabilidad sobre la personalidad (1), aunque esta sea espontáneamente preponderante. Para comprender mejor la posibilidad de conseguirlo, es preciso ante todo comparar los dos modos opuestos que lleva consigo, naturalmente, la unidad moral, según que su base inferior sea egoísta o altruísta.
Las expresiones múltiples que acabáis de emplear con respecto a la personalidad, dan testimonio involuntariamente de su impotencia radical para constituir una armonía real y permanente, aun en un ser aislado. Como que esa unidad monstruosa no exigiría solamente la ausencia de todo impulso simpático, sino también la preponderancia de un solo egoismo. Pues bien, eso no existe más que en los últimos animales, en que todo se refiere al instinto nutritivo, sobre todo cuando los sexos no están separados. Pero en todos los demás, y principalmente en nuestra especie, la satisfacción de esa necesidad fundamental deja que prevalezcan sucesivamente varias otras tendencias personales, cuyas energías, siendo casi iguales, anularían sus pretensiones opuestas a dominar el conjunto de la existencia moral. Si no se subordinaran todos a los afectos externos, el corazón estaría constantemente agitado por conflictos íntimos entre los impulsos sensuales y los estímulos del orgullo, la vanidad etc.; cuando la concupiscencia propiamente dicha cesara de reinar con las necesidades puramente corporales. Así, la unidad moral sigue siendo imposible, aun en la existencia solitaria, para todo ser dominado exclusivamente por afectos personales que le impidan vivir para los demás. Tal sucede con algunas fieras que, salvo en circunstancias pasajeras, flotan ordinariamente entre una actividad desordenada y una postración innoble, por no tener fuera de sí los principales móviles de su conducta" (Catecismo positivista)

(1) Entiende Comte por personalidad lo que se designa a veces con las palabras individualismo y egoísmo (NT)

22/10/10

Crisis de gobierno

"...hace más de un siglo en los países comerciales, y algo menos en los otros, que el poder efectivo sobre la comunidad ha ido estando cada vez más en manos de los potentados de la producción y el cambio, para acabar, como ocurre ahora, en manos de los monopolizadores de las materias primas, los artículos de primera necesidad, los transportes y, en general, las finanzas. Los privilegios de estos hombres, su organización y, especialmente, su acción secreta, han llegado a ser punto menos que incuestionables. Nadie puede controlar a quienes controlan a la colectividad entera. Los que aún ostentan los viejos rótulos de la autoridad, son, o bien hombres inteligentes que representan a regañadientes el triste papel que les ha tocado en suerte, o bien saltimbanquis corrompidos y calamitosos, cuando no - como es el caso de la mayoría - simples nulidades, cuya aspiración no va más allá de la etiqueta oficial que llevan colgada al cuello: "Presidente del Consejo", "Ministro de tal o cual cosa", "Subsecretario de esto", "Director de aquello" etc..."
Hilaire Belloc. 1929

19/10/10

La educación como profesión (1)


No voy a ensayar aquí una teoría de la educación o de la deriva – el término no puede ser más exacto – que el sistema educativo español y europeo, cristalizado en el Espacio Europeo de Educación Superior, ha seguido en los últimos años.  Mi pretensión es meramente descriptiva del efecto subjetivo  que esta deriva ha supuesto en la vida cotidiana de los dedicados profesionalmente a la educación y en la del que suscribe en particular. No se trata de un ejercicio psicológico, sin que desprecie por ello su inextricable dimensión psicológica, sino de aspectos formales y compartidos: ratio studiorum, temporalización, tutela psicológica, organización docente…
Una somera descripción arroja un panorama desolador. En primer lugar, de la vieja tradición académica, que bajo diversas formas ha definido la transmisión del saber desde la Antigüedad, no queda nada. Por supuesto la idea de un saber esencial, dotado de un índice casi sacramental, ha desaparecido con los últimos restos de la teología y la metafísica. Ahora bien, incluso los saberes vinculados al concepto de nación y marcados todavía por un valor trascendente, han desaparecido de nuestro presente. Cobran el aspecto de formas de transición en la vía que conduce al vaciado o desacralización (secularización) de los saberes, que tiene su cota en una concepción tecno-económica o funcional (en términos eufemísticos”profesional”) de la educación. Así, quedan en pie los contenidos “politécnicos”, por mentar la institución revolucionaria que albergara el germen del positivismo, cada vez más afectados por las demandas del mercado de trabajo, a su vez subordinado a un imprevisible mercado de consumo. Entre estos aparecen saberes que se quieren asimismo técnicos aunque orientados al tratamiento y administración de las formaciones sociales y las conductas individuales degradadas, en el proceso, a la esfera del “ego diminuto”…
En suma y a falta de algo mejor, se asume el proyecto liberal-positivista y en su horizonte se disponen los sistemas de formación y planes de estudio. Se me dirá que en la educación secundaria y también en las áreas universitarias perduran viejas categorías: filologías clásicas, filosofía, historia… Viejas disciplinas que ocupan su democrático lugar en función de una exigua y menguante demanda, aunque efectiva, de manera que persisten parsimoniosamente. Pero es una dramática apariencia. La conciencia de sus practicantes se muestra tomada por la ideología que los elude y buscan convertir –reconvertir al modo de los obsoletos sistemas productivos – sus contenidos tradicionales en herramientas funcionales en relación a las mismas demandas profesionales que satisfacen las técnicas sociales. Todo ello como un momento más en la actual degradación del orden civilizatorio, que desborda la institución educativa,  y esconde la más profunda confusión estimativa, afectiva e intelectual.Volviendo a nuestro propósito: la actividad cotidiana del docente se ve tomada en cada uno de sus minutos por exigencias administrativas que buscan contener, según los parámetros presuntamente técnicos de las mencionadas “ingenierías sociales” y, muy especialmente, la (psico)pedagogía terapéutica, el huracán  de sinsentido asentado en el fondo de nuestra modernidad.  El ajetreo propio de una laboriosidad entomológica impotente: (i) para contener las “disfunciones” del sistema educativo porque es (ii) Intelectualmente impotente para entender la raíz nihilista del siglo. Una fatigosa por absurda exigencia de formación técnico-abstracta en pericias psicopedagógicas que consume el mínimo espacio que todavía venía quedando para el estudio. En efecto, el salario del docente se asocia a una “formación permanente” que se define en tres ejes sin contenido: inglés, pedagogía y nuevas tecnologías. Todo ello sin haber renunciado, al menos en nuestro país y por el momento, a la noción ya ridícula de una entrega vocacional al sacerdocio intelectual, noción antes ligada a la educación. Mi convicción de la perfecta inviabilidad a largo plazo de nuestra sociedad y con ella de su informe modelo formativo, involucra la percepción de la propia vida como arrojada, entregada y vanamente perdida. Los concebidos como “problemas psicológicos” de la población docente podrían no ser otra cosa que un hundimiento moral que afecta en especial al sector constitutivamente más sensible al presente oscurecimiento del mundo.
               

15/10/10

Ascendiendo

De la violenta ira a la apacible entrega, de la peligrosa desesperación al éxtasis de la fe... el catolicismo encierra la más honda comprensión de su íntima conjugación. Puede verse la Ortodoxia del Magister Laetus y se comprenderá como intiman en la misma persona los rostros inconciliables de la paz y de la guerra. La exigencia y la entrega del perdón con la exigencia sobrenatural: Sed perfectos (Mt 5. 48). Hundimiento y alzamiento cuya estructura moral no tolera su reducción psicológica. El imperativo Nolite conformari huic saeculo (Rom.12.2) conduce al abismo y a la cumbre, con riesgos evidentes cuando el presente - el siglo - es hoy también la hora de la Bestia: "Ellos deberían saber que el enemigo que aguarda en nuestras fronteras no ofrece términos de acuerdo, por el contrario, amenaza con la destrucción total. Y, sin embargo, le han vendido el derecho de paso" (G. K.Ch.) Así pues, vivir entre ellos encierra un sufrimiento que sólo puede conducir al abismo. Si nos levantamos, sin embargo, será signo de que no estamos solos. Y tras la pasión el perdón, la exigencia es infinita.
Quiero decir que el Hoy de mi última entrada aquí ya es Ayer, y aunque seguimos navegando a través de una noche oscura volvemos a vislumbrar el único faro.

12/10/10

Hoy

La única iluminación a la que puede llegar hoy cualquier lector paciente conduce a un hastío sin matices y sin esperanza. En estas condiciones cabe únicamente deshacerse de toda pretensión y de cualquier proyecto: mirar y ver el lento desarrollo de una nube, aspirar el olor de la tierra labrada, jugar con el aire que pasa. Sostener la ebriedad artificial por cualquier medio, mientras orientas el lapso de los días que te faltan a contener el abismo de tu negra luz entre las cuatro paredes de tu alma. Si el hilo del origen se rompiera tampoco este sacrificio valdría nada...

6/10/10

El Valor.

Como a Borges le sorprendía el curioso nombre de un color, el colorado, me sorprende a mí el asombroso nombre de una virtud, el valor. Hay que tener valor para no negar la presencia real del Valor. La fortaleza del valor es el centro de toda virtud, que exige siempre exponerse. 
"Todo escritor o conferenciante o maestro religioso, que se aparta del peligro y no está presente allí  donde aquel está y donde el Maligno tiene su fortaleza, es un impostor..." (S.K)
Es un hermoso espectáculo contemplar en su obra el valor de un filósofo. El valor en su persona es el timbre de su gloria. Yo lo digo, únicamente, a modo de homenaje.

29/9/10

Amor y pedagogía.

"Las características excepcionales del entorno y el carácter de la juventud de Dietrich von Hildebrand atestiguan la verdad de la afirmación de la teología católica de que Gratia supponit naturam. Gracias a su privilegiado entorno, todos los hijos de los Hildebrand fueron preservados de los desórdenes psicológicos que tanto prevalecen hoy día: complejos de inferioridad (una sutil forma de orgullo), represión, falta de objetividad, insano auto-centralismo, extraños retorcimientos psicológicos, y también lo que Adolf von Hildebrand llamaba "sentimientos innecesarios" ". (Alice von Hildebrand)

Mapa de España

Dejo enlace a un artículo de Pedro Carlos González Cuevas en la revista El Catoblepas: un diagnóstico repetido tras un recorrido consabido. Y, sin embargo es preciso insistir para que, al menos, dejemos testimonio de nuestra ineficaz resistencia.
Las otras derechas en la España actual: teólogos, razonalistas y neoderechistas.

20/9/10

Fe de vida

En un indescriptible estado de desolación vengo a dar fe de vida. Añadamos a la desolación la tristeza que supone tener que presentarse aquí y no de viva voz y cuerpo presente. En cualquier caso parece que hemos sobrevivido hasta aquí al naufragio de la mudanza.  Hasta aquí. Porque no habitamos todavía este espacio que sigue duro e intacto. Perdimos el hogar y no hemos hallado el techo al que acogernos, seguimos amparados por la familia con el mundo semicerrado en cajas de cartón y bolsas de plástico. Algo más que el viejo cofre mundo que escondía el fuego del hogar, aquí tenemos la casa en llamas. No en vano dicen que dos mudanzas equivalen a un incendio. Pero esperamos y parece que hasta aquí sobrevivimos al naufragio. Hay un orden que se va manifestando...

9/8/10

Casi festiva nota canicular

Pensando en amigos menos constantes. De la mano de Gabriel y de Jacinto. Con muchas reservas, pese al entusiasmo. En cualquier caso...

29/7/10

¿Hasta cuándo?

De un lado el resentimiento constitutivo, elemental, infinito; de otro lado la culpable estupidez. Contra los prohibicionistas pero también contra sus críticos. Algún necio alude a la defensa de las corridas de toros en la constitución del 78... No diré más que lo ya contenido aquí. Hace tanto tiempo que viene ahondándose nuestra descomposición, que es tarde ya para lamentos. Recuerdo - por ejemplo - los de Salinas, utilizados recientemente por Muñoz Molina: "¿Será verdad que tenemos la patria desecha, la vida en suspenso, todo en el aire?".
Demasiado tarde, digo, para lamentos. Propongo un ejercicio: señalar las relaciones entre la prohibición de la tauromaquia y la noticia que enlazo bajo el título de bienestar.

8/7/10

Canícula

Ahora, cuando se aproxima la canícula, nos detendremos nuevamente y como todo en este país, hasta el próximo latido del mundo, que se aguarda para septiembre. Por mi parte, espero remontar el vuelo el año próximo, que los enredados de siempre en la vida de escuela concebimos en cursos académicos. No se trata de vacaciones, que no estamos tan enajenados, sino de mudanza. Un cambio pavoroso para todos los que habitamos un hogar (léase a Fustel de Coulanges). Es necesario. Haré un silencio de diversión como el estratégico fuego, para atacar por otro lado, en un tiempo breve. Salud.

24/6/10

Cripto-franquismo burlesco.

Me pregunto si no es más sensato y más noble aquilatar, y no desmerecer, la talla de nuestros enemigos. Lo digo por el antifranquismo bufo que hoy hay que tolerar, incluso cuando se trata de importantes historiadores. D. Indalecio Prieto gozó de mejor perspectiva, incluso cuando no dudaba de su posición frontalmente contrapuesta a la del ínclito general, cuya muerte nunca parece estar suficientemente acreditada:
"No he de decir ni media palabra en menoscabo de la figura de ese jefe militar. Le he conocido de cerca cuando era comandante. Le he visto pelear en África; y, para mí, el general Franco, que entonces peleaba en la Legión, a las órdenes del hoy también general Millán Astray, llega a la fórmula suprema del valor, es hombre sereno en la lucha. Tengo que rendir este homenaje a la verdad... El general Franco por su juventud, por sus dotes, por la red de sus amistades en el Ejército, es el hombre que en un momento dado puede acaudillar, con el máximo de posibilidades, todas las que se deriven de su prestigio personal..."
(Indalecio Prieto)

13/6/10

Vestigial y falsario.

Es un asunto que ya me resulta agotador por recurrente, pero su recurrencia misma obliga a retomar la vigilancia.  Surge, a modo de estantigua, el viejo camarada y entona la consabida letanía.
Cito en primer lugar ese misal desacralizado o viejo órgano de expresión parcial y a continuación a Enrique Castro Delgado, que entonó con mayor dureza la vieja melopea pero supo escapar de la hipnosis. 
Y, finalmente, el final de una breve tragedia de G. Steiner, que acaso pueda inducir una sonrisa de conmiseración, quiero decir, piedad sin militancia. Y dicho esto, no estará de más repetir que la alternativa no está en la contrafigura, especular y automática,  de semejante fantasma: la derecha parlamentaria. A día de hoy, alternativa no hay.

"Contra nuevos males, viejos idearios. "Cuando las cosas van mal, militancia pura y dura", así de tajante -motivo de aplausos- se ha mostrado el ex presidente del Gobierno Felipe González, durante la celebración del primer centenario de la llegada del PSOE al Congreso de los Diputados". (El País. 13/06/10)

"Con el término "institución total" me refiero a aquel tipo de partido que demandaba de sus adherentes una implicación total, un encuadramiento que iba prácticamente "de la cuna a la sepultura" (pioneros, juventudes, partido...) y la inserción en una cultura colectiva que teñía cada uno de los actos de su vida pública y privada. En los años centrales del siglo XX, el desarrollo de los partidos comunistas, allí donde fueron legales - Italia y Francia- generó una subcultura propia, difícilmente extrapolable a otro tipo de organización política: Un individuo podía vivir en una comunidad regida por un alcalde del partido; relacionarse en el trabajo con los camaradas de la sección sindical, con los que volvía a encontrarse en la sede local del partido; acudir a los actos públicos encuadrado bajo las banderas y las consignas del partido; emplear su tiempo de ocio en participar en las fiestas del partido, difundir su prensa o divulgar su propaganda; sus opiniones se moldeaban por la prensa diaria del partido, sobre cuyos contenidos hablaba con los convecinos de la cooperativa de viviendas promovida por el partido; veraneaba en colonias de vacaciones gestionadas por el partido; se casaba con alguien del partido, sus hijos entraban a militar en las juventudes del partido y, en ocasiones, los camaradas de la agrupación local del partido intervenían para mediar en sus conflictos familiares... Me gustaría matizar que, pese a lo que parece a primera vista, no se trataba necesariamente de un universo orwelliano: mucha gente entraba en él de forma voluntaria, por tradición familiar, por mor de la seguridad y el calor que ofrecían sus redes de solidaridad. Ahora bien, es de imaginar el drama que suponía salir abruptamente de este entramado de relaciones. Si a eso le sumamos las especiales condiciones en que se movían los comunistas españoles -exilio y clandestinidad-, la ruptura y la pérdida de referentes de apoyo añadían a la exclusión un plus de penosidad e inseguridad." (E. Castro)

"Él tenía preparados los billetes. El hombre los contó y lo miró con poca simpatía.
- El Partido examinará su caso. Y eso es lo que debe usted ser, créame. Un caso.
El modesto juego de palabras pareció provocarle un callado regocijo. Meneó la cabeza.
- Tendrá noticias nuestras.
Entonces dirigió la mirada a la instancia que el solicitante había empezado a llenar.
- ¿Pero es que no lee Ud. el periódico?, ¿no se ha enterado?. "Por el presente solicito mi aceptación en el Partido Comunista". ¡No existe tal cosa, amigo mío!. No hay más PCI. Basta. Finito.
Separando cada fúnebre sílaba, se pasó el filo de la mano por la garganta.
- Muerta y enterrada, la vieja prostituta. Ahora es el Partido de la Izquierda Democrática.
Deletreó roncamente las nuevas iniciales.
- Ni más Estrella Roja. Un árbol verde. Mire aquí: un frondoso árbol verde.
Agitó el nuevo logotipo ante el rostro del professore.
- ¿Es a éste al que quiere incorporarse?. Diga: ¿lo es?
Lo era. Tan precisamente que el penitente fue incapaz de hallar una réplica, una palabra para su sed. Apenas un rápido asentimiento con la cabeza, como una marioneta, que pasó desapercibido..." (G. Steiner. Pruebas y Tres parábolas.)

11/6/10

Filiación.

No me cabe duda de la índole "sobrenatural" 1 de las relaciones de parentesco, pese a lo cual las concibo en estricta continuidad material con la procedencia biológica del hombre. Esta continuidad material, también real, tiene un reflejo axiológico que reconoce el derecho romano cuando tematiza las cuestiones de adopción. Parece indudable la relevancia creciente que la filiación biológica adquiere en Roma, perfectamente recogida en la conocida fórmula de Justiniano: adoptio naturam imitatur. Se trata de una relevancia que conduce a un reconocimiento creciente del valor de la real paternidad biológica (progenitura, si se quiere)  en las decisiones legales, frente a las - sin paradoja - no menos reales ficciones legales. No es tanto que se desestime la validez de la filiación adoptiva o desligada de la progenitura, sino de que se estima modelo de toda adopción al esquema de la relación entre un hombre y una mujer, presidida por el amor y orientada al engendramiento de hijos. Todo ello en un ámbito social no sólo anterior al cristianismo, sino cuando menos condescenciente y tolerante de fenómenos como la homosexualidad o el divorcio.
Concluyo definiendo una posición entre un iusnaturalismo ingenuo y un absoluto constructivismo, que esconde una soberbia autoexaltación vacía de la potencia creadora del hombre y que es la hegemónica posición moderna. Coinciden ambas en terminar en la afirmación de una sobrenaturaleza humana, anterior y trascendente en el primer caso, posterior e inmanente en el segundo. Tengo la impresión de que, entre ambas metafísicas, se desenvuelve la vieja doctrina cristiana.

1. Las comillas señalan el siguiente reparo: no me cabe duda del carácter antropológico o cultural de las estructuras de parentesco pero no dejaré de dudar de la índole estrictametne praeternatural de la filiación y el parentesco. Entiendo que esta duda es un componente inexcusable de la fe, si no es fe hermética e inmediata, impropia de un hombre, aunque pueda ser propia del que sea más o menos que un hombre.

7/6/10

Espacio Europeo de Educación Superior/2008

Dejo enlace a un par de páginas del año 2008, que no vi publicadas entonces, pero que he visto que vieron la luz en su momento. Gracias al amigo J. Carlos Aguirre ahora las puedo revisar y ofrecer aquí

30/5/10

H. Arendt.

Me atrevo a dejar referencia aquí a un magnífico ejercicio de realidad. Se trata de Hannah Arendt. Su presencia real descompone cualquier posible reserva. La cuestión es la procedencia de mis precauciones.
Véase en A Parte Rei.

24/5/10

Democracia Social.

Léase como se desee, pero entiendo que esta fórmula es mucho más precisa que su inversión - socialdemocracia - o  que cualquier otra alternativa. En todo caso, el producto es siempre el mismo, y no es bueno. El siglo pasado ha sido el del definitivo fracaso, pero la profundidad del abismo sólo con el paso del tiempo se irá calando. Pero jamás enteramente.
Yo tengo oportunidad de contemplar anualmente el inexorable advenimiento de la barbarie. Quiero decir que en mi localidad las instituciones municipales partitocráticas declaran fiestas,  que son, por tanto fiestas políticas o, lo que es lo mismo, fiestas sociales. Los ciudadanos acatan la orden y se degradan en nombre de la felicidad. El espasmo felicitario apesta a alcohol y orín y a mí, y a mi familia, nos atropella el hedor y el grito de completa libertad social. Estado de excepción, es decir, fiesta: el soberano tiene potestad para su declaración.
Me consuela pensar que tengo dispuesta una vía de escape: momentánea, frágil, e insuficiente como la vida, pero todavía bastante para ir viviéndola. Replegarse, abandonar estas fronteras y atrincherarse. No hay más: cuento con alguien.

19/5/10

Miguel Hernández.

De un artículo de Enrique García Máiquez tomo dos versos de Miguel Hernández que siempre he sabido, sin saber por qué era Miguel Hernández por mí tan querido.

Porque te quiero sin tregua
Porque mi querer no acaba en ti
Mujer: que en ti empieza.
Yo te quiero hasta tus hijos
Y hasta los hijos que tengan.
Yo no te quiero en ti sola:
Te quiero en tu descendencia

Sin saberlo. Por su sumisión a las fórmulas sacramentales, diré fundamentales, de casamiento:
Ducere uxorem liberum quaerendorum causa

18/5/10

Raíz de la afirmación.

F. Tönnies, admirado clásico de la filosofía social moderna, digamos sociología, ha sido tachado ocasionalmente de tradicionalista o conservador por su interés por las comunidades premodernas y los vínculos antropológicos fundamentales. Sin duda fue un patriota alemán. Tras el Tratado de Versalles ningún alemán pudo dejar de notar que lo era: su nacionalismo sería, sobre todo, un producto francés. Y quien hoy puede perdonarle su nacionalismo - como digo, un efecto francés, es decir, moderno - no le perdonará su adscripción fundamental que lo ubica en Alemania, pero inmediatamente en Oldenwortd, Nordfriesland.Esa procedencia, creo que sin paradoja, le llevaría - contra su recomendación de no pertenecer a organizaciones políticas - a afiliarse en 1932 al partido socialista, cuando tantos cedían al miedo. En 1925 evoca el Tratado de Versalles:
 "Un tratado de paz que se dicta al igual que una sentencia contra un criminal, a quien no se concede más derecho que el de aprobarla o repudiarla interiormente, no es tal tratado; jurídicamente, no es posible más que con respecto a los súbditos, y es, por lo tanto, nulo, a pesar de su nombre. Y especialmente es nula esa confesión de culpa, lograda bajo la amenaza de que la negación acarrearía más graves castigos, arrancada por acusadores que pretenden ser al mismo tiempo jueces; es una coacción que tiene la categoría procesal del tormento y que no ha sido caracterizada todavía como tal en toda su barbarie.
Este caso monstruoso sirve admirablemente para ponernos de manifiesto que las doctrinas del derecho natural conservan todavía una importancia real" (F. Tönnies, Kiel, verano de 1925. Prólogo a la tercera edición de su Vida y doctrina de Thomas Hobbes. Edición española de 1932, en Revista de Occidente, traducción de E. Imaz.)

10/5/10

Elementos de metafísica

De una conversación con mi hijo de dos años.
Le acompaño mientras se rinde al sueño. Antes de entregarse repite en varias ocasiones:
- Papá se va a ir.
 Le sostengo su mirada, que se hunde en el sueño, y contesto:
- No, papá no se va a ir.
Y punto.

23/4/10

Unión Europea.

 H. Belloc, al margen de sus posiciones teológicas o políticas, es un historiador aficionado indudablemente plástico. Digo "aficionado" en el sentido en que Chesterton habla de "hobby" en su Autobiografía. Muy figurativa es su manera de enfatizar la cronología en referencia al criterio inamovible de la vida humana y su duración media.

“La escala de la vida humana afecta vigorosamente los grandes cambios que se producen en la sociedad humana. Lo que está más allá del recuerdo viviente deja de tener una influencia muy activa. Ahora bien, cuando empezó el Gran Cisma, sólo los hombres muy viejos, demasiado viejos para poder influir con sus tradiciones y estados anímicos sobre el mundo, recordaban la Sede Papal de Roma indivisa e indiscutida de su infancia. Cuando la cuestión del Gran Cisma estuvo definitivamente zanjada, el antiguo estado indiscutido de unidad europea bajo un Papa todopoderoso había quedado muy atrás en una lejana historia pasada”

Ahora que la vida de mi amigo más viejo se apaga, a sus 97 años de edad, veo con claridad que lo que pudo esperarse en 1928 no puede esperarse hoy, y a la irreparable pérdida personal he de sumar el fracaso histórico.

"El segundo título "el fracaso de la cristiandad" es también exacto considerado desde uno de los ángulos del asunto. Europa cesaba de estar unida y no ha vuelto a estarlo desde entonces. Pero no deberíamos aceptar la doctrina de que la separación de sus diversas partes estaba destinada a proseguir en forma creciente. La tendencia centrífuga podría muy bien no haber sido más que un mal pasajero.La reacción tenía que producirse, y por cierto se produjo. Más aún, una tendencia contraria, poderosa, instintiva, dirigida a unir a Europa, ha aparecido una y otra vez desde entonces, procurando hacerse efectiva, y aunque hasta ahora siempre ha fracasado, no debemos estar seguros de que en el futuro no tenga éxito. Por mi parte, siempre he pensado que, bajo la presión de elementos demasiado extraños que realmente hagan peligrar nuestra tradición europea común, resurgiría la unidad" (H. Belloc. Cómo aconteció la Reforma. 1928)

22/4/10

Nicolás Gómez Dávila.

Dejo aquí lo que, si ya no curiosidad, es, al menos todavía, rareza.  Dejará de serlo. Entre otros, también habrá que agradecérselo al desaparecido Volpi (DEP).Nicolás Gómez Dávila Paradoxa 14                                                              

21/4/10

Entrevista: Freud a día de hoy.

Ya hemos insistido aquí en el valor singular de la reciente obra de Juan B. Fuentes: La impostura freudiana. (Encuentro. Madrid. 2009). Señalábamos que la obra de S. Freud se abordaba desde una potente plataforma filosófica que se deja ver en el esbozo concreto que contiene el capítulo octavo del libro. Una entrevista ha de  hacer posible respuestas capaces de ofrecer in nuce el perfil de esa filosofía. Aquí se logra en buena medida, o se permite al menos indicar una dirección hacia la que orientar firmemente nuestra voluntad y nuestro entendimiento. Aguardamos el desarrollo por venir de ese núcleo ya visible.

La Torre del Virrey

19/4/10

Independencia y Totalidad.

Ahora, cuando se aproximan años de celebración de las sucesivas independencias de las repúblicas americanas de su metrópoli española, se afirma sin novedad la perfecta continuidad del pensamiento católico. Como un desafío eterno al principio democrático se erige la dura voz reaccionaria. Atalanta ha editado la breve obra en prosa continua, acaso ni aforismo ni texto, de D. Nicolás Gómez Dávila. Figura en este libro el inamovible texto implícito (Texto I) de los, estos sí, sucesivos escolios. 

Gómez Dávila, Nicolás. Textos.  Atalanta. Gerona.2010

14/4/10

Fe/Razón

Un acto de afirmación que busca definirse, siendo que su definición descansa en la misma afirmación. En esto consiste el que se conoce, desde Kant, como argumento ontológico. La perfecta y redonda convicción de que hay Dios: puesta, sostenida, consolidada. Hay Dios porque no puede no haberlo, es decir: Creo. A este acto de voluntad, perfecta entrega, se reduce todo el mal llamado argumento. Porque no es argumento sino la condición de cualquier argumentación, que es la operación de un sujeto cuya realidad pende de un acto de voluntad que se afirma cuando afirma que hay Dios. Luego, todo consiste en una suerte de autognosis que conduce más allá de uno mismo a las condiciones antropológicas de posibilidad de uno mismo, pero es un proceso necesariamente limitado porque el proceso de objetivación del sujeto tiene como límite la propia piel, quiero decir el fondo sin fondo de la propia constitución. En el límite de semejante autognosis, que supone un esfuerzo absoluto de conocimiento, vuelve a encontrarse el acto de afirmación y, me parece entender que entonces, dejando a un lado un trabajo que puede haber consumido la vida entera, se puede asumir, sin matices, sin regresos, y a partir de esa siempre minúscula plataforma añadida al curso de autocomprensión por una vida de entrega al estudio - orientado a la autognosis - que hay Dios. Entonces el que vence se postra y reza pero su simplicidad ofrece la misma inmediatez paradójica que la simpleza sin esfuerzo del más coherente de los ateos. 
"Porque ocurre con los misterios de nuestra religión como con las píldoras salutíferas que se emplean en las enfermedades: que cuando se tragan enteras tienen la virtud de curar; pero cuando se paladean tenemos que arrojarlas, en la mayoría de los casos, sin que produzcan su efecto" (T. Hobbes. Leviatán)

12/4/10

Novedad

Hay una magnífica edición de "El Príncipe" en la editorial Evergreen de Colonia, año 2009, impresa en China. El libro tiene valor de signo de nuestro tiempo. He dicho "magnífica edición" y, sin embargo, barata. Forrada en tela con la flor de Lis, símbolo de la ciudad de Florencia, sellado en su portada. Ilustraciones y papel de gran calidad: todo ello al precio no sólo asequible sino masivo, que logra imponer en el mercado la superproductividad asiática. 
Me ha parecido interesante que la obra sea justamente "El Príncipe". No dudo que ésta, como supongo que otras editoriales de origen europeo o americano, estarán deslocalizando su producción en China, es el juego del mercado al que ha quedado reducida la vieja sociedad. Pero me ha parecido casi una señal, el que haya sido la obra de Maquiavelo el primer ejemplo que hallo de esta deslocalización, por lo que toca al mercado del libro en español. La lucha económica sigue hoy estos movimientos de mercado y también la producción editorial se atiene a las reglas del nuevo "arte del poder".
Como quiera que sea, el tiempo nuevo pone en mis manos una obra fundamental, en un acabado materialmente encomiable a un precio que puedo pagar. Por lo demás, es la traducción de Miguel Ángel  Granada, cuyos derechos tuviera Alianza editorial. Acompañan a las páginas de Maquiavelo, además de una breve introducción, dos ensayos: uno de Macaulay, otro de Isaiah Berlin. El autor de la introducción es Cary J. Nederman profesor del departamento de ciencia política del College of Liberal Arts, Texas A&M University. Creo que no puede haber signo más claro, que la figura de este libro, de lo que haya de llegar a ser la filosofía en nuestros días.Es notable, entiendo, que el contenido mismo de esta obra se encuentre en el umbral de una modernidad que conduce a la magnífica materialidad masiva que en este caso lo arropa. Y digo "magnífica" en un sentido meramente económico (no me cabe duda de que  su precio es económicamente muy competitivo) en análogo sentido al que tiene en la lengua de Maquiavelo el término virtud - virtú - "sin moralina", que dijera Nietzsche.
Es notable también que Nederman insiste, una vez más, en el tópico del antimaquiavelismo de Maquiavelo, de suerte que sería inadecuada, a la luz del conjunto de su obra, la identificación de Maquiavelo con la doctrina de la Razón de Estado. Más allá de discutir esta cuestión, no me cabe la menor duda de que Maquiavelo es un autor moderno, su pretendido distanciamiento y relativismo le acreditan a los ojos del hombre nuevo. Un ejemplo casi al azar. Escribe el florentino: "Creo que esto es debido al mal uso o al buen uso de la crueldad. Bien usadas se pueden llamar aquellas crueldades (si del mal es lícito decir bien) que se hacen de una sola vez y de golpe, por la necesidad de asegurarse, y luego ya no se insiste más en ellas...". Hoy nos evitamos el paréntesis y podemos hablar sin problemas de una "magnífica vulgaridad".

4/4/10

Medio Ambiente y Eternidad.

El nombre de la ciudad de Buenos Aires siempre me pareció una notable concesión, como una ciudad fundada por geógrafos y ecólogos paganos atentos a la calidad de los lugares, las aguas y los aires. Sólo su nombre completo devuelve el sentido al mundo de los fundadores de la Ciudad de la Santísima Trinidad y Puerto de Santa María del Buen Aire.

La Era Fármaco-Pornográfica (II)

Citaba aquí una notable previsión, ofrecida por G. K. Chesterton, relativa a la nueva herejía triunfante. Esta nueva herejía, avisaba, "va a ser sencillamente un ataque a la moralidad y en particular a la moralidad sexual". Lejos del socialismo revolucionario, la nueva herejía nacería de la "exultante energía vital de los ricos resueltos a divertirse por fin, sin Papismo, ni Puritanismo, ni Socialismo que les contengan". Una herejía arraigada en la naturaleza del hombre, señalaba Chesterton, que concluía citando a S. Juan:"cuya flor es la lujuria de la carne, la lascivia del ojo y el orgullo de la vida". Incluso señalaba su procedencia: "La locura de mañana no está en Moscú, sino mucho más en Manhattan, la mayor parte se encontraba en Broadway y ya está en Picadilly". Eran todavía los años treinta y la herejía se hallaba en estado naciente,. 
Hoy triunfa entre nosotros, pero quizás y contra todas las apariencias haya comenzado su ocaso, consumida en su propia llamarada de negación. No es optimismo, porque su conclusión puede ser horrorosa y porque no es segura. Incluso sus opositores la promueven, caso de B. Preciado, pero también de M. Houellebecq, quienes, sin embargo, manifiestan oscuramente las señales del renovado triunfo de la verdad.
"El 14 de diciembre de 1967, la Asamblea Nacional aprobó en primera ronda la ley Neuwirth sobre la legalización de los anticonceptivos; aunque todavía no estaba subvencionada por la Seguridad Social, la píldora podía venderse libremente en las farmacias A partir de aquel momento amplias capas de población tuvieron acceso a la liberación sexual, hasta entonces reservada a las clases directivas, los profesionales liberales y los artistas, así como a algunos empresarios. Es chocante comprobar que a veces se ha presentado la liberación sexual como si fuera un sueño comunitario, cuando en realidad se trataba de un nuevo escalón en la progresiva escalada histórica del individualismo. Como indica la bonita palabra francesa ménage la pareja y la familia eran el último islote de comunismo primitivo en el seno de la sociedad liberal (1). La liberación sexual provocó la destrucción de esas comunidades intermediarias, las últimas que separaban al individuo del mercado. Este proceso de destrucción continúa en la actualidad" 
(M. Houellebecq)

(1) Habría que recorrer la constitución de la sucia ambigüedad que ha adquirido el término "liberal"

1/4/10

Precursores y vías muertas.

En algún momento de La Dama de Shangai escuché de labios de R. Hayworth una curiosa frase: "No podemos perder, si nos rendimos". De esto hará unos veinte años. Mi memoria - un auténtico escombrero - ha conservado el pasaje, que nunca pensé que me con-vendría en este punto.  Y este punto es el de rumiar o volver a traer la figura del barón de Montesquieu, al que ya E. Durkheim y después R. Aaron han elevado al estatuto de precursor de las ciencias sociales. Venerable por muchas razones, el noble crítico francés adquiere a la vista de sociólogos, historiadores, economistas, juristas... el valor de una solución de continuidad, una inflexión vital en el curso exánime de la historia de sus disciplinas: el rostro, en suma, de un padre fundador.
En la España que habla inglés, que se abre democráticamente al mundo mediante las tecnologías de la información, que se quiere situar en el corazón de una Europa arropada, a su vez, por la sociedad del conocimiento global, en la España moderna, en suma, la figura de Montesquieu goza de notable reconocimiento. No busco desafiar en conjunto la legitimidad de ese reconocimiento, pero sí señalar - sobre la base de una concepción crítica de la modernidad - las debilidades de su obra, precisamente como una de las fuerzas promotoras de esta modernidad a la que estamos entregados, pero cuyo feo rostro sólo con un enorme esfuerzo podríamos dejar de ver. Frente a ésta podría oponerse "nuestra modernidad", la que ha resultado vencida al punto de entregarse enteramente, evitando acaso de este modo la verguenza de declararse derrotada. Y, añadiré, esta otra modernidad no quisiera concebirse como española - en los términos justamente del nacionalismo del tiempo nuevo - sino universal. Sobre esto habría tanto que hablar... justamente todo lo que se silencia en la España del inglés, de las TIC y de Bolonia.
Pero volviendo al Señor de la Brède, sin desemerecer la importancia que en otros campos tiene su obra, nos avisaba recientemente (1984), por ejemplo, Julián Marías:
"Pero como esos autores era superiores en fama y técnicas, a los españoles, estos partían de ellos y rara vez se aventuraban a desentenderse de sus obras (o utilizarlas críticamente) y esas deformaciones pasaban íntegras a las suyas propias. En su momento habrá que hablar de la indecible irresponsabilidad de hombre tan eminente como Montesquieu, de su increíble falta de curiosidad y de conocimiento, cuando se trata de España; y podrá medirse lo que ha contribuido a confundir las cosas en la mente de los españoles." 
En relación a estas deformaciones y confusiones de Montesquieu habría que revisar sus obras de temática española: Considérations sur les richesses de l´Espagne (1726/1727) o sus Reflexions sur la monarchie universelle en Europe (1731/1733), más inmediato será leer la Carta 78 de sus Cartas Persas (1721).  Todo ello se aduce no con el ánimo de contribuir al recurrente llanto por España, mortecino y agotador, no con pretensión alguna revindicativa de la nación española, al modo de la conocida Defensa de la nación española de J. de Cadalso, en  el contexto de una reacción nacional contra Masson de Morviliers, en la que juega tan importante papel  la citada carta 78. Naturalmente en la medida en que la perspectiva europea - y europeísta - sobre España nos resulta injusta no dejan de indignarnos semejantes ataques. Ahora bien, tras la defensa nuestro ataque no seguiría las líneas de los defensores de la nación, simplemente porque aceptamos que esa nación, para bien o para mal, no fraguó en la forma de nación política homologada al resto de las modernas estructuras políticas europeas. De ahí su difícil modernidad, de ahí la importancia fundamental que sigue teniendo la cuestión: ¿Qué es España?.Pregunta que se da por respondida por los intelectuales angloparlantes, tecnológicamente eficientes, e integrados sin resto en la sociedad del conocimiento. De esta suerte quienes se empecinan en plantearla son ya declarados ineficientes rémoras del pretérito. No diré más, sino que su futuro es el fundamento de nuestra persistencia.

31/3/10

De paso

Vengo de oír, de pasada, que un juez que entiende en no se qué caso de corrupción, señala  de paso en su escrito, que el mentado y supuesto corrupto: " ha venido a burlarse de los simples mortales".
Perfectamente lego en materia jurídica, no deja de sorprenderme la arrogante pluma del también presunto técnico, que ha de ser el juez. Estas excelencias, quiero decir excrecencias, de estilo no parece que se adecúen a un auto judicial, si esto ha de ser un escrito técnico cuyo objetivo sea establecer una verdad netamente jurídica, esto es, según formas y procedimientos que espero, desde mi ignorancia en asuntos jurídicos, completamente ajenas a estimaciones subjetivas, aunque el sujeto sea un soberbio magistrado. 
Por lo demás, y puestos a juzgar, más allá del Derecho, al mentado y supuesto corrupto no le cuadra lo de simple burlador, aunque sólo fuera porque la burla no siempre es delito. Yo prefiero ahorrarme calificativos, no sólo porque no soy juez, sino también porque suelo ser muy mal hablado. Vale


PS. Y, por lo visto, el asunto no se queda aquí: Véase

25/3/10

Communis sententia.

Remito a un texto muy conocido de Miguel Delibes. Se trata de su extenso discurso de ingreso en la RAE. Al margen de su valor literario, por su contenido y por la fecha, creo que no puede ser más adecuada la ocasión.

24/3/10

Magister Laetus

La revista Renacimiento dedica su último número a la celebración de nuestro Magister Laetus. Es el último número por ser el más reciente, pero también por ser el número final de esta revista. En ella encuentro un magnífico introito de mano de D. Eduardo Mallea, escrito a cuatro años de la muerte de Chesterton. Dice así:

"En ese exacto punto de nuestra era en que comenzaba, sin signos todavía aparentes - así como no se anuncia ocaso cierto en la fortuita declinación de un sol voluble -, la desintegración occidental del hombre y su crisis civil en la órbita de la cristiandad, solía caminar por las calles de Londres un hombre en quien, para el ojo de unas pocas naturalezas esencialmente contemplativas y sagaces, parecía alcanzar su más alto grado de verosimilitud la idea de persona humana" (E Mallea 1941).

14/3/10

Aquilino Duque en memoria de Miguel Delibes.

Otro texto breve e importante de D. Aqulino, que fue publicado en El Manifiesto en 6/11/07, y lo enlaza su autor desde su página: Viñamarina. Quisiera volcarlo aquí pero no cuento con la debida venia.

Análisis o descomposición.

Una auténtica vivisección sería. Contemplación de uno y sus dimensiones psicológicas, a sabiendas de su investidura histórica y política. En sintonía con la siguiente afirmación de D. Emilio Lledó: "El pesimismo es reaccionario", con la que no estoy de acuerdo: no es propiamente pesimismo lo que define al reaccionario. En cualquier caso, los estados de ánimo no son subjetivos, en el sentido de individuales o egoiformes. Están configurados por la matriz histórico-política y antropológica en la que resulta el sujeto. 
Preámbulo para hablar de mí, o para hablar del mundo.
Pues bien, en el orden más genérico: la mirada torva y la sonrisa rota. Constante mueca de desazón y angustia. Naturaleza irascible pero en absoluto cínica, sino hondamente veraz y triste. Soledad abismal pero belicosa y pugnaz. Y con todo ello un entusiasmo inmediato ante los vestigios del mundo, residuales y escasos. Ésta es, en pocos rasgos la que estimo estructura de mi carácter. ¿Qué figura histórica puede generar semejante imposible figura?. Haría falta una erudición infinita para lograr una tal autognosis.
España europea del siglo XXI..., sólo sabiendo qué sea esto podría adivinarme, sólo entonces mi estimación resultaría juicio apodíctico.

3/3/10

Para un programa de restauración de las cualidades sensibles. Notas.

No cabe duda de que éste no es lugar para ciertos desarrollos. De atenernos a este formato devendríamos fragmentarios pensadores postmodernos. Podemos, sin embargo, (porque no tenemos otra opción) forzar la naturaleza misma de este espacio. Acaso de la articulación de los fragmentos amanezca un orden.
 Desde la perspectiva de la antropología filosófica de un materialismo pluralista (no monista) o simplemente complejo, podemos - creo que podemos - afrontar una revisión hasta la entraña que recodifique el sistema de la filosofía kantiana; purgando - para decirlo sin paliativos - el contenido metafísico idealista o racionalista y su correspondiente procedimiento disociativo. Por lo que toca, atenidos de momento a su proceder analítico, al componente teórico o cognoscitivo (inseparable e indisociable, desde nuestro enfoque,de la actividad productiva humana - la labor o el trabajo, diríamos - de estructura no sólo internamente normativa sino también volitiva y estimativa) es posible poner de pie, en una suerte de umstulpung, todo su discurso. 
Valga por caso, pero por caso crítico, la consideración relativa al caracter de "estructura intelectual humana" de la relación causa-efecto. No se trataría de un dato de experiencia, sino de una estructura a priori que se esquematiza por la "sucesión irreversible en el tiempo".  Entiendo que desde una concepción ajustada del carácter "doblemente formalizado" de la operatoriedad antropológica, (que revela la honda carga ontológica del trabajo y del endoesqueleto productivo que construye y que resulta capaz de soportar tal acción normalizada, o doblemente formalizada) puede leerse a Kant y, además, enderezarse su perspectiva. Disculpen la soberbia.
Dejo un muy conocido texto kantiano cuya hermenéutica ocuparía - ocupará - acaso un medio centenar de páginas.Entiendo que sólo conociendo la doctrina del carácter doblemente formalizado de la praxis antropológica puede notarse la enorme posibilidad interpretativa que el texto ofrece.

"Hasta ahora se admitía que todo nuestro conocimiento debía regirse por los objetos; pero todos los ensayos para decidir a priori algo sobre éstos, mediante conceptos, por los que sería extendido nuestro conocimiento, no conducían a nada. Ensáyese, pues, una vez si no adelantaremos más en los problemas de la metafísica admitiendo que los objetos tienen que regirse por nuestro conocimiento, lo cual concuerda ya mejor con la deseada posibilidad de un conocimiento a priori de dichos objetos, que establezca algo sobre ellos antes de que nos sean dados. Ocurre aquí como con el primer pensamiento de Copérnico, quien, no consiguiendo explicar bien los movimientos celestes si admitía que la masa toda de las estrellas daba vueltas alrededor del espectador, ensayó si no tendría mayor éxito haciendo al espectador dar vueltas y dejando en cambio las estrellas inmóviles. En la metafísica se puede hacer un ensayo semejante, por lo que se refiere a la intuición de los objetos. Si la intuición tiene que regularse por la constitución de los objetos, no comprendo cómo se pueda a priori saber algo de ella. ¿Regúlase empero el objeto - como objeto de los sentidos - por la constitución de nuestra facultad de intuición?. Entonces puedo muy bien representarme esa posibilidad. Pero como no puedo atenerme a esas intuiciones, si han de llegar a ser conocimientos, sino que tengo que referirlas, como representaciones, a algo como objeto, y determinar éste mediante aquellas, puedo, por tanto: o bien admitir que los conceptos, conforme a los cuales llevo a cabo esta determinación, se rigen también por el objeto y entonces caigo de nuevo en la misma perplejidad sobre el modo como pueda saber a priori algo de él; o bien admitir que los objetos o, lo que es lo mismo, la experiencia, en donde tan sólo son ellos - como objetos dados - conocidos, se regula por esos conceptos y entonces veo enseguida una explicación fácil; porque la experiencia misma es un modo de conocimiento que exige el concurso del entendimiento, cuya regla debo suponer en mí, aún antes de que los objetos me sean dados, por tanto a priori, regla que se expresa en conceptos a priori, por los que tienen, pues, que regirse necesariamente todos los objetos de la experiencia y con los que tienen que concordar." (Del Prólogo a la segunda edición de la Crítica de la Razón Pura, de 1787)

14/2/10

Sin respuesta

Mis hijos están viviendo a la vista de un espectáculo cuyos restos registra la imagen. No es lo peor. La muchedumbre que se reúne ante mi ventana ofrece un espectáculo mucho más lamentable que la mugre que segrega a su paso. Lo más doloroso es pasar la noche cerrados a cal y canto, como única defensa a la agresión, haciendo de la vivienda un espacio de mortificación, casi una tumba. Naturalmente la cuestión no es, a mis ojos, una cuestión política sino personal, acaso porque - como escribiera Gómez Dávila - no soy un intelectual moderno insatisfecho, sino un campesino medieval indignado. En efecto, nuestro alcalde tiene nombre propio. Es cierto que el cacique o el magnate son casi imposibles de vencer. Esto no hace menos personal la cuestión, sino más difícil - casi heróica - para el débil. Pero procedemos de familias acostumbradas a resistir al cacique. Hoy no ha dejado de serlo, sólo ha adoptado el perfil populista y el acento sin elegancia que le aporta la oclocracia. Conozco su rostro y su nombre. La única acción política posible parece que ha de adoptar la morfología misma del Estado y hacerse difusa, capilar y microfísica: uno a uno, sin dialéctica, sin honor, sin esperanza. Cabe, por lo demás, la huida que hemos de saber interminable

"Todo ello como en un antiguo ungimiento. Que así sea. Evoca las formas. Cuando no tengas nada más inventa ceremonias e infúndeles vida" 
(Cormac McCarthy)

11/2/10

Para un programa de restauración de las cualidades sensibles.

"En relación con el mito creacionista judío, la cosmología aristotélica representa un antropomorfismo depurado, pero la misma visión primordial los sostiene: la magnificencia de los cielos y la deficiencia de la tierra, de la que derivó el mito de Adán. Para Aristóteles el bien es lo único verdaderamente real, aquello a lo que tiende todo y de lo que todo participa; el fin en sí mismo, el acabamiento o perfección, la forma. Todas las formas son "bien" y buenas. Por lo tanto, el alma humana. La existencia real de las cualidades se desprende, especialmente, del hecho de que son conocidas, por lo sentidos o por la razón. ¿Y cómo habían de venir a los sentidos si no procedieran de las cosas? Pero el que permanezcan en las cosas y, sin embargo, sean enviadas por ellas, sólo es posible por su naturaleza inmaterial, formal, espiritual. En esto descansa la doctrina de las especies sensibles, esto es, imágenes o apariencias. No está muy lejos del realismo ingenuo, que piensa que las cosas y sus cualidades se espejan en el alma sensible. La realidad de las cualidades sensibles es especialmente "preciada para los escolásticos", como dice Descartes alguna vez: era el "supuesto" del misterio de la Revelación. En la Eucaristía se transforma la substancia del pan y del vino en el cuerpo y sangre del Señor, pero – según la certeza natural y la doctrina de la Iglesia – las cualidades sensibles permanecen: se gusta el vino y se ve su color. Las cualidades sensibles permanecen y son, por lo tanto, reales" (F. Tönnies)

4/2/10

No-Resistencia. Una observación

La doctrina schmittiana del katechon puede contemplarse como la más actual barrera filosófica contra el avance de la doctrina de la no-resistencia al mal (Mateo 5, 39) cuyas raíces se quieren tan antiguas como la conversión de Roma bajo Constantino el Grande y el Papa Silvestre. Podría no ser contemporánea de la misma conversión romana pero en todo caso el valdesianismo, que data ya del siglo XII, acredita una notable antigüedad y, realmente, no parece que pueda objetarse nada a la presencia constante de una oposición al catolicismo romano desde el momento mismo de su constitución. La heterodoxia es un momento de la ortodoxia. El núcleo crítico de las doctrinas de cuáqueros, menonitas, baptistas... pero también de los dujobori rusos puede cifrarse en la citada doctrina de la no-resistencia al mal con la violencia.
Cabe concebir como una forma de "romanticismo político", en el sentido de C. Schmitt, cualquier formulación moderna de la citada doctrina: "La relación entre protestantismo y romanticismo se impone por sí misma: no sólo los contrarrevolucionarios católicos la han señalado, sino también los protestantes alemanes"  (C. Schmitt). Encuentro, sin embargo, que esta doctrina escapa de la tipificación del mencionado romanticismo político y alcanza una gravedad teológica y política sin parangón. Sin negar la relación entre protestantismo y romanticismo la cuestión de la no-resistencia no puede desdeñarse como una doctrina ocasionalista y subjetivista, característicamente romántica. 
Cito un documento recogido por L. Tolstói:
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"2 de octubre de 1818. Tiflis
Esta mañana, el comandante me ha dicho que no hace mucho enviaron a Georgia a cinco campesinos que habían pertenecido a un terrateniente de la provincia de Tambov, y que habían sido entregados para servir en el ejército, pero que se habían negado a hacerlo. Los azotaron con látigos y los apalearon en repetidas ocasiones, pero con tal de no servir, se entregaron sin resistirse a las más crueles torturas diciendo: "Déjennos marchar, no nos hagan daño, nosotros no se lo hacemos a nadie. Somos todos iguales, y el zar es un hombre igual a nosotros; ¿por qué tenemos que pagarle tributos, por qué tenemos que arriesgar nuestras vidas para matar a otras personas que no nos han hecho ningún mal?. Nos podéis cortar a pedazos, pero no cambiaremos nuestras convicciones: nunca vestiremos capote militar ni comeremos rancho. Aquel que se apiade de nosotros, que nos dé una limosna, porque del Estado nunca hemos querido nada, ni lo queremos". Así son las palabras de estos mujiks que además aseguraban que en Rusia hay muchos que piensan como ellos. Fueron llevados en cuatro ocasiones ante el Comité de Ministros, que finalmente decidió informar al zar sobre el asunto. Éste ordenó que fueran enviados a Georgia para ser corregidos, y mandó al comandante jefe que le informara mensualmente sobre los éxitos que fuera obteniendo en la labor de reconducir su modo de pensar"


No parece que esta actitud pueda analogarse a la romántica, si puede oponerse el romántico al mártir. Acaso se funde antes en el carácter del mujik que del protestante, pero sus protagonistas reunían la condición de campesinos con la de dujobori y molokanes, grupos cristianos rusos, representantes de lo que suele llamarse anarcocristianismo.

DE LA NADA, QUE AVANZA

Ese título es casi un lugar común, el desierto debiera habernos asfixiado ya. Acaso lo ha hecho. Me miro las manos, nervudas y cruzadas de v...