"...hace más de un siglo en los países comerciales, y algo menos en los otros, que el poder efectivo sobre la comunidad ha ido estando cada vez más en manos de los potentados de la producción y el cambio, para acabar, como ocurre ahora, en manos de los monopolizadores de las materias primas, los artículos de primera necesidad, los transportes y, en general, las finanzas. Los privilegios de estos hombres, su organización y, especialmente, su acción secreta, han llegado a ser punto menos que incuestionables. Nadie puede controlar a quienes controlan a la colectividad entera. Los que aún ostentan los viejos rótulos de la autoridad, son, o bien hombres inteligentes que representan a regañadientes el triste papel que les ha tocado en suerte, o bien saltimbanquis corrompidos y calamitosos, cuando no - como es el caso de la mayoría - simples nulidades, cuya aspiración no va más allá de la etiqueta oficial que llevan colgada al cuello: "Presidente del Consejo", "Ministro de tal o cual cosa", "Subsecretario de esto", "Director de aquello" etc..."
Hilaire Belloc. 1929
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