La cuestión que aborda Löwith, a propósito de Weber, debiera tratarse en última instancia no como "modo de conducir la vida", sino como modo de "compartir la vida". Su expresión deriva de su tácita posición individualista substancial, aunque se pretende metodológica.Valga, por lo demás.
"La forma de la economía no es ni un fluido inmediato salido de una creencia determinada, ni ésta es un fluido "emanantista" de una economía "substancial", sino que ambas se dan forma, "racionalmente", sobre la base de una racionalidad universal del modo de conducir la vida.
Por el contrario, el capitalismo como tal, en su significado preeminentemente económico, es poco interpretable como el origen autónomo de la racionalidad. Más aún, una racionalidad de la conducción de la vida - en su origen, religiosamente motivada - es la que ha dejado también que el capitalismo, en un sentido económico, se erija en un poder dominante de la vida. Donde, por el contrario, la tendencia "hacia maneras determinadas de conducción de la vida práctico-racionales" estuvo ausente, "ahí chocó el desarrollo de una conducción de la vida, también económicamente racional, con fuertes resistencias internas". Los poderes religiosos y las "representaciones éticas del deber", ancladas en la creencia en ellos, pertenecieron en el pasado - en una "medida hoy casi incomprensible para nosotros" - a los elementos formadores de la conducción de la vida" (K. Löwith)
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