Magnífico todavía Augusto Comte, hegemónico a través del liberal-positivismo de nuestros días. Sólo hay que lamentar que se le lea tan poco. En ocasiones se encuentran en su obra, y en expresión sintética, auténticos deslumbramientos. Por ejemplo, en referencia a los dos inconvenientes morales de la ciencia: "hinchar y secar, esto es, fomentar el orgullo y desviar el amor".
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