Hay una magnífica edición de "El Príncipe" en la editorial Evergreen de Colonia, año 2009, impresa en China. El libro tiene valor de signo de nuestro tiempo. He dicho "magnífica edición" y, sin embargo, barata. Forrada en tela con la flor de Lis, símbolo de la ciudad de Florencia, sellado en su portada. Ilustraciones y papel de gran calidad: todo ello al precio no sólo asequible sino masivo, que logra imponer en el mercado la superproductividad asiática.
Me ha parecido interesante que la obra sea justamente "El Príncipe". No dudo que ésta, como supongo que otras editoriales de origen europeo o americano, estarán deslocalizando su producción en China, es el juego del mercado al que ha quedado reducida la vieja sociedad. Pero me ha parecido casi una señal, el que haya sido la obra de Maquiavelo el primer ejemplo que hallo de esta deslocalización, por lo que toca al mercado del libro en español. La lucha económica sigue hoy estos movimientos de mercado y también la producción editorial se atiene a las reglas del nuevo "arte del poder".
Es notable también que Nederman insiste, una vez más, en el tópico del antimaquiavelismo de Maquiavelo, de suerte que sería inadecuada, a la luz del conjunto de su obra, la identificación de Maquiavelo con la doctrina de la Razón de Estado. Más allá de discutir esta cuestión, no me cabe la menor duda de que Maquiavelo es un autor moderno, su pretendido distanciamiento y relativismo le acreditan a los ojos del hombre nuevo. Un ejemplo casi al azar. Escribe el florentino: "Creo que esto es debido al mal uso o al buen uso de la crueldad. Bien usadas se pueden llamar aquellas crueldades (si del mal es lícito decir bien) que se hacen de una sola vez y de golpe, por la necesidad de asegurarse, y luego ya no se insiste más en ellas...". Hoy nos evitamos el paréntesis y podemos hablar sin problemas de una "magnífica vulgaridad".
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