Es muy conocida la nota que sobre Bloy incluye Rubén Darío en "Los Raros", 1895. Por puro placer de evocar ejemplos. La citada nota termina:
" Robusto, como para las luchas, de aire enérgico y dominante, mirada firme y honrada, frente espaciosa coronada por una cabellera en que ya ha nevado, rostro de hombre que mucho ha sufrido y que tiene el orgullo de su pureza: tal es León Bloy.
Un amigo mío, católico, escritor de brillante talento y por el cual he conocido al Perseguidor, me decía: "Este hombre se perderá por la soberbia de su virtud y por su falta de caridad". Se perdería si tuviese las alucinaciones de un Lamennais, y si no latiese en él un corazón antiguo, lleno de verdadera fe y de santo entusiasmo.
Es el hombre destinado por Dios para clamar en medio de nuestras humillaciones presentes. Él siente que "alguien" le dice al oído que debe cumplir con su misión de Perseguidor, y la cumple, aunque a su voz se hagan los indiferentes los "príncipes de Sodoma" y las "archiduquesas de Gomorra"; tiene la vasta fuerza de ser un fanático. El fanatismo, en cualquier terreno, es el calor, es la vida: indica que el alma está toda entera en su obra de elección. El fanatismo es soplo que viene de lo alto, luz que irradia en los nimbos y aureolas de los santos y de los genios". (Rubén Darío. Los Raros. 1895)
No hay comentarios:
Publicar un comentario