Acuso recibo de una importante conmoción, el primer atisbo del viejo mundo ruso a través de la obra, que tenía desconocida, de F. M. Dostoievski. En realidad se trata del acercamiento a un espacio inmenso que resulta paradójicamente familiar.
"No es posible comprender a Dostoievski en general si no se tiene muy presente el hecho religioso. Dostoievski afirmó haber escrito Los hermanos Karamázov con una finalidad muy concreta, que era la de demostrar de modo convincente que "el cristiano puro, ideal, no es una abstracción, sino una cosa real, posible, evidente, y que el cristianismo es el único refugio de la tierra rusa contra todos sus males". También declaró que se había propuesto como "un deber cívico imperioso refutar el anarquismo". Esa refutación del anarquismo Dostoievski la acomete en diversos planos: psicológico, sociológico, metafísico y teológico, y a ella consagra dos de las grandes novelas de su última época: Demonios y Los hermanos Karamázov. Al aparecer Demonios, novela inspirada en el asesinato de un estudiante por el anarquista Nechaev, Dostoievski le escribe al zarevich, el futuro Alejandro III, diciéndole que el "movimiento Nechaev" no es un fenómeno fortuito ni aislado, sino "consecuencia directa de la inmensa ruptura entre toda nuestra formación intelectual y los fundamentos primitivos, originales de la vida rusa". El mal para Dostoievski está en que los rusos, desde el momento en que han dado en creerse europeos, han perdido el orgullo de ser rusos, y son precisamente esos rusos pseudoeuropeos los que con sus ideologías importadas han dado pie a monstruosidades como el anarquismo y el nihilismo, y hay que leer el Catecismo del revolucionario, redactado en 1869 por Sergio Nechaev y Miguel Bakunin para entender a qué extremos de demencia criminal puede llevar el amos a la humanidad en abstracto" (Aquilino Duque. Prólogo a Dostoievski, F. M. Los hermanos Karamázov)
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