
Todo esto para decir que Manolo García ha publicado canciones nuevas y hacer al respecto un par de consideraciones. En primer lugar que nunca había oído yo declaración política alguna de su parte, singularidad en un mundo - éste del arte - de activistas y militantes comprometidos. Ahora, sin embargo, incluye un gesto de compromiso que no es propiamente político, sino antropológico. Escribe: "Creo que va quedando claro que no basta con "cerrar el grifo o ducharse en vez de bañarse", con "separar el vidrio y el plástico". La cosa va mucho más allá. Por ejemplo, y sólo es una entre las miles de causas del problema, la forma en que nos hemos ido acostumbrando (y nos han ido acostumbrando) a entender progreso y confort. Como ya sabemos, para conseguirlo un 20% del planeta estamos destruyendo el planeta entero. Y en mi opinión, encima, ni progresamos ni somos felices". [Añade un instrumento de afiliación a un amplio conjunto de grupos ecologistas: con cualquier entrada a unos de sus próximos conciertos podrá su público hacerse socio durante un año de alguna de las mencionadas asociaciones]. Comparto su alarma. Ahora bien, no conozco asociación ecologista alguna - ya la idea misma de "ecología" deja clara la posición - que no posea una comprensión naturalista del hombre y, por lo mismo, que no se sitúe en un universalismo abstracto desde el que se contempla un presunto género humano, asumido además como género anterior, es decir como especie humana biológica. Una perspectiva característicamente moderna. Pero lo que tenemos no es un problema ecológico sino histórico o político cuya profundidad ataca ya a los elementos antropológicos de la civilización que están siendo tomados y descompuestos por el desarrollo histórico de un orden ya multisecular, que designamos con el título breve de modernidad. Ataca a estos elementos en sus dos costados, destruye el mundo porque desarticula aquel citado junco que lo contempla, deshace el mundo porque quiebra la comunidad que lo soporta y no la recíproca. En este terreno nada tienen que decir las asociacones ecologistas pero dice mucho el artista que no parece saber todo lo que ejecuta. Dice mucho una canción pequeña que describe, nada más y nada menos, que una pequeña tienda (¿qué mejor contrafigura del infierno de las grandes superficies?). Dice:
"Hay sobre las puertas agrietadas
cruces de pita seca.
Y en aleros desconchados
cuelgan mazorcas regadas de alberca.
Y yo me siento ante la mesa vieja
frente al paisaje
a contemplar; a regentar tu tienda
y fluir con la tarde.
Hay sobre las puertas que han vivido
otras manos, otros roces, otras dichas,
y en sus despintadas vetas,
dignidad de rincón tibio, de cueva
de taberna.
Es tu figón, tu pequeña tienda.
Y yo me siento ante la mesa vieja
frente al paisaje
a contemplar, a regentar la tienda
y fluir con la tarde (...)"
Me permito poner en continuidad palabras de E. Jünger: "Este es el lugar donde cambian de dueño objetos que durante muchos años, durante decenios y siglos han estado llevando una vida soñolienta en las familias y en los hogares- Afluyen de las habitaciones, de los desvanes, de los tasteros y traen consigo recuerdos anónimos. El mercado está repleto de irradiaciones de los lares". Cada vez es más difícil encontrar mercados y tiendas semejantes.
En fin, me limito a señalar una canción que García ha titulado "Saldremos a la lluvia", con un estribillo que podría convertirla en himno, dice un fragmento:
"...sobre la superficie caminamos;
que sobre la superficie nos salvamos.
No sólo pueden ellos. Y mejor si no hay motores
Tenemos velas.
Bajo nosotros, los huesos y las piedras
que son los sedimentos de nuestra incierta gloria.
Y si llueve saldremos a la lluvia
a vaciar el semillero de sonrisas
y esperar cosecha. En la silla de parar las prisas.
Tanto correr, tanto asentir, tanto quemarse...
El viento traerá nuevos encuentros,
amores nuevos y una vida dulce,
más plena cuanto menos soberbia..."
En fin, lo dejo aquí entre la agonía y la esperanza.
que sobre la superficie nos salvamos.
No sólo pueden ellos. Y mejor si no hay motores
Tenemos velas.
Bajo nosotros, los huesos y las piedras
que son los sedimentos de nuestra incierta gloria.
Y si llueve saldremos a la lluvia
a vaciar el semillero de sonrisas
y esperar cosecha. En la silla de parar las prisas.
Tanto correr, tanto asentir, tanto quemarse...
El viento traerá nuevos encuentros,
amores nuevos y una vida dulce,
más plena cuanto menos soberbia..."
En fin, lo dejo aquí entre la agonía y la esperanza.