A menudo se señalan expresiones burladas, en este reino del eufemismo y la equivocidad. Algunas están de actualidad, otras, menos evocadas hoy, jamás tuvieron sentido ni referencia, entre éstas por ejemplo: democracia participativa. Pero encuentro una que resulta como una forzada mueca trágica, de risa aterradora, en un mundo sin horizonte que conoce más muertos por suicidio que por accidentes de tráfico. Me refiero a la expresión fiesta popular. Ya el adjetivo es un índice de corrupción del pleno y absoluto substantivo fiesta, que nunca ha podido tener sentido al margen de la comunidad. El adjetivo popular resulta, en efecto, un reclamo de autenticidad exigido por la impostura masiva de ciertos actos de democracia participativa. A las tantas de la madrugada, envuelto a mi pesar por un acto de esta índole, en el que los ciudadanos gozan de su democrático esparcimiento...
10/5/08
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DE LA NADA, QUE AVANZA
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