La importancia de Ferdinad Tönnies, entre los padres de la ciencia social, aunque siempre reconocida, se ve determinada, sin embargo, por el concepto que cada cual se hace del vástago de cuya paternidad se trata. Considerado como filósofo - o como decimos últimamente - teórico de la sociedad y la historia, en especial de la sociedad moderna y sus avatares, su obra resulta imposible de desatender. Su paciente lectura de la obra de Th. Hobbes pone de manifiesto, a mi juicio, su acertado diagnóstico sobre el origen y naturaleza de la filosofía social moderna, porque Hobbes es el terrible gran pórtico de la ideología inaugural y constituyente del mundo moderno. Su elevación a coordenada fundamental de la distinción usual Gemeinschaft - Gesellschaft, a partir del sentido de los términos en el alemán común, la convierte en diferencia fundamental recurrente en toda categorización de cualquier fenómeno social e histórico. En efecto, estas categorías concretan la referencia a las dimensiones antropológica e histórica de las sociedades humanas.
Adjunto un breve apunte que consta en la entrada de su obra magna (discúlpenme los paréntesis):
"Mediante la aplicación de ambos términos veremos que las expresiones elegidas se fundamentan en el uso que poseen en el idioma alemán, aunque la terminología científica hasta ahora en circulación las ha venido utilizando de manera confusa y azarosa, y sin ninguna precisión, (frente a la muy precisa lengua vulgar, añadiríamos) Por esta razón, unas cuantas observaciones introductorias podrán explicar el contraste inherente a esos dos conceptos. Toda convivencia íntima, privada, excluidora, suele entenderse, según vemos, como vida en Gemeinschaft (comunidad). Gesellschaft (sociedad) significa vida pública, el mundo mismo (recuérdese la tendencia a reducir "público" a "político"o "estatal"). A través de la comunidad que uno mantiene con la propia familia, se vive desde el nacimiento en unión con ella tanto para bien como para mal. Sin embargo, se accede a la sociedad como se llega a un país extraño. Al joven se le previene contra la mala sociedad, pero hablar de mala comunidad viola el significado del término (así pues, la comunidad tiene potencia genética absoluta, ha de verse pues como el efectivo nomoteta). Los juristas pueden hablar de sociedad doméstica (häusliche) teniendo sólo presente el concepto legal de una asociación social, pero la comunidad doméstica o vida hogareña, con su imponderable influencia en el alma humana, es común a todos los que la han compartido. ("imponderable influencia en el alma humana", evoca el carácter sagrado del hogar y señala no sólo al fondo sin fondo de la constitución personal -bodenlose Abgrund- sino también - en referencia a su índole normativa edificante - a la fuente absoluta de autoridad -unbegrenzte Befugnis-). Por otro lado, los miembros de una pareja conyugal saben que acceden al matrimonio a partir de la consideración de éste como una completa comunidad vital (communio totius vitae). La idea de sociedad vital representa una contradicción con su propia esencia. Se mantiene o se goza de la sociedad o compañía de otro, pero no de su comunidad. Se puede formar parte de una comunidad religiosa; las sociedades o asociaciones religiosas, al igual que otros grupos formaods a tenor de propósitos concretos, existen sólo en la medida en que tienen un lugar, contempladas desde una persepctiva externa, en el c ontexto de las instituciones de un cuerpo político, o en la medida en que representan elementos conceptuales de una teoría; no alteran para nada el sentido de la comunidad religiosa como tal. Existe la comunidad de idioma, de costumbres, de creencias (nótese que nada más hay que conceder cuando ya se ha concedido el título de "comunidad autónoma" a las viejas regiones españolas); pero también para que sirva de contraste la sociedad o compañía financiera, científica, de viajes. Las sociedades o compañías comerciales tienen especial importancia, ya que, aunuqe pueda existir cierta familiaridad y comunidad entre los miembros, a duras penas podrá hablarse de comunidad comercial. Proponer la frase "comunidad de accionistas" (Aktien-Gemeinschaft) sería abominable. Por otra parte, existe la comunidad de propiedad de cultivos, bosques y pastos. La comunidad de bienes que mantienen marido y mujer no puede denominarse sociedad de bienes. De este modo se esclarecen muchas diferencias. En el sentido más general podemos hablar de una comunidad que comprenda al conjunto de la humanidad, tal y como la Iglesia quiere ser considerada por ejemplo (diríamos que en un paso al límite metapolítico, una familia metahistórica cuyo reino no puede ser de este mundo). Pero la sociedad humana se concibe como mera coexistencia de individuos independientes unos de otros. Recientemente se ha desarrollado el concepto de sociedad en el sentido de opuesto y distinto del de Estado. También este término aparecerá en este trabajo siempre que consideremos que su explicación adecuada depende del contraste que presenta respecto de la comunidad de los individuos.
La comunidad es antigua: la sociedad es reciente en tanto que denominación y fenómeno social. Esto ha sido reconocido por un autor que, por cierto, ha enseñado la ciencia política en todos sus aspectos, sin penetrar en sus fundamentos. "El concepto de sociedad en un sentido político y social - dice Bluntschli (Staatswörterbuch IV) - halla su fundamento natural en las costumbres y las ideas del tercer estado. No se trata realmente del concepto de pueblo (Volks-Begriff) sino del concepto del tercer estado... Su sociedad se ha conviertido en origen y expresión de opiniones y tendencias comunes... Doquiera que la cultura urbana florezca y alumbre, aparecerá la sociedad como órgano indispensable. En el campo apenas se sabe de esto". (Sin entrar en sus fundamentos la vinculación de la sociedad y el tercer estado no puede ser más fértil y hay que sacarle todo lo que lleva dentro, digamos simplemente que el tercer estado es la matriz social de la nación politica o estado nacional antes aludido) Por otro lado, toda alabanza de la vida rural ha reparado en que la comunidad de sus gentes es más fuerte y se mantiene más viva, constituye la forma genunia y perdurable de la convivencia. En oposición a la comunidad, la sociedad es transitoria y superficial. A este tenor la comunidad debiera ser entendida como organismo vivo y la sociedad como un artefacto, un añadido mecánico" (F. Tönnies)
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