30/5/11
29/5/11
Anticopérnico.
En el umbral de sus "Radiaciones" alude Ernst Jünger a los siete marineros que, en el año 1633, invernaron en la isla de San Mauricio, en el Ártico. Se avinieron a permanecer allí, delegados por la Sociedad Holandesa de Groenlandia, al objeto de realizar estudios astronómicos y climatológicos. En el mismo invierno en que morían tomados por el escorbuto y el hielo, se desarrollaban episodios fundamentales de la cuestión del libre albedrío mientras los pasos orientados a la formación del Estado - primero absoluto, luego nacional, más tarde social... - avanzaban según su ritmo, ordenado al futuro recién pasado. La Razón avanzaba salvando resistencias ocasionales. En 1633 Galileo es llevado ante los tribunales. Su famosa frase "E pur si muove" indica - escribe Jünger - "que la Razón se reservará la última palabra".
Desde entonces hemos asumido plenamente la idea de que habitamos una roca disparada a gran velocidad por espacios desérticos, una velocidad y un vacío que remiten a nuestra realidad antropológica. Escribe Jünger: "Existe un determinado grado de velocidad para el cual todos los objetos quietos acaban transformándose en una amenaza y tomando la forma de proyectiles".
Me ha alarmado, sin sorprenderme, encontrar difíciles posiciones finalmente alcanzadas, en el mismo pórtico jüngeriano. Posiciones muy determinadas, en torno a las cuales rondan siempre estas anotaciones: carácter disuelto y marginal de la filosofía hoy posible, imposibilidad de resolución ante el estado presente del mundo, pero accesibilidad a una comprensión completa del hundimiento y con ello afirmación del valor singular y sin eco de la resistencia. Finalmente la sentida necesidad perentoria de una nueva metafísica o una "nueva teología en sí".
2.
"Los siete marineros son ya figuras del mundo copernicano, uno de cuyos rasgos distintivos es también la nostalgia de los polos. Su diario es literatura nueva, de la cual puede decirse, hablando en términos muy generales, que su nota específica está en que el espíritu se aparta del objeto, en que el autor se separa del mundo. Esto conduce a una multitud de descubrimientos. De tal mundo forman parte la observación cada vez más cuidadosa, la consciencia fuerte, la soledad y, por fin, también el dolor.
Desde que se halló aquel primer diario en los cadáveres de los siete marineros han sido encontrados otros muchos diarios junto a personas muertas y publicados de manera póstuma. También personas vivas permiten que la gente eche un vistazo a sus anotaciones privadas; desde que se publicaron los Dîners chez Magny no hay ya en ello riesgo ninguno. Antes al contrario, el carácter del diario se convierte en un carácter específico de la literatura. Una de las razones de esto es también, aparte de otras muchas, la antes mencionada de la velocidad. La percepción, la multiplicidad de los tonos puede acrecentarse hasta el punto de constituir una amenaza para la forma; eso es algo que nuestra pintura ha sabido plasmar con mucha fidelidad. Frente a esto, en la literatura es el diario el mejor medio. Y, además, es el único diálogo posible que subsiste en el Estado total.
Incluso en la filosofía puede tornarse hata tal punto amenazadora la situación que el opus se aproxime al cuandero de bitácora; algo de eso apunta por vez primera en La Voluntad de Poder. Son anotaciones tomadas durante el recorrido por mares donde se deja sentir la succión del Maelstrom y emergen monstruos a la superficie.Vemos cómo el timonel, mientras observa los instrumentos de a bordo, que poco a poco van poniéndose al rojo vivo, no olvida ni un sólo instante el rumbo que sigue y el destino hacia el que navega. Investiga qué derroteros son posibles, las rutas extremas, donde luego naufragará la razón práctica. La captación espiritual de la catástrofe es más temible que los horrores reales del mundo del fuego. Esa captación es un riesgo que sólo pueden correr los espíritus más osados, los capaces de soportar grandes cargas, de hacer frente a las dimensiones de los acontecimientos, bien que no a su peso. Quedar despedazado de ese modo fue el destino de Nietzsche, lapidar al cual es hoy de buen tono. Después del terremoto la gente golpea a los sismógrafos. Pero si no queremos contarnos en el número de los primitivos, no podemos hacer expiar a los barómetros los tifones.
Poe, Melville, Hölderlin, Tocqueville, Dosotievski, Burckhardt, Nietzsche, Rimbaud, Conrad, a todos ellos se los encontrará conjurados con frecuencia en estas páginas como augures de las profundidades del Maelstrom a que hemos descendido. Entre estos espíritus están también Léon Bloy y Kierkegaard. La catásfrofe fue prevista en todos sus detalles. Pero a menudo los textos era jeroglíficos - hay así obras para las cuales no hemos madurado como lectores hasta hoy. Se asemejan a transparentes cuyos letreros son desvelados por el resplandor del mundo del fuego.
Y una vez más ha demostrado ser la Biblia el libro de los libros, profética también para nuestro tiempo; y no sólo profética, sino asimismo consoladora en grado sumo y, por tal, el manual de todo saber, un manual que ha vuelto a hacer compañía a innumerables personas durante su paso por el mundo del horror. Al profundizar en la Biblia, no pocos habrán visto claramente que también se ha vuelto necesaria la exégesis en el sentido del siglo XX, de igual manera que se ha tornado precisa la nueva teología en sí..." (Ernst Jünger)
25/5/11
ADIÓS y 15 M
"...me estará permitido decir que ya entonces me hallaba cansado del caleidoscopio histórico-político y que no aguardaba ninguna mejora de su pura inversión. Dentro del ser humano es donde es menester que se desarrolle un nuevo fruto, no en los sistemas.
(...) Había previsto bien que descenderíamos a estratos donde ya no subsiste ningún mérito y donde sólo el dolor conserva peso y valor. Pero el dolor nos eleva a otras regiones, a la patria verdadera. Allí no nos perjudicará el haber resistido aquí en una situación sin salida y en una posición perdida" (E. Jünger 1948)
Si tenía razón y el contenido ideológico de la protesta era el netamente crítico y consabido (moderno) su disolución no puede posponerse a la del fenómeno que le sirvió de ocasión reactiva: la jornada electoral. Ahora bien, esto no tanto porque su motor se encuentre en los partidos de izquierda que han sido derrotados, sino porque su derrota estaba ya inscrita en la impotencia de su filosofía. Lo que puede llegar a concebirse como substancial negatividad de la filosofía: "La metamorfosis de la crítica en afirmación afectan también al contenido teórico: su verdad se volatiliza". En cualquier caso, añadiré que yo no veo por ninguna parte la potencia filosófica que permita, como escribí días atrás, superar la vía sin salida en que consiste la modernidad europea, que ha ensombrecido el mundo con sus "Luces". No la veo entre los que ofrecen una obra al parecer capaz de dar razón de nuestro tiempo, ni - por supuesto - entre los que se declaran derrotados. Naturalmente yo mismo tampoco la tengo, pero contemplo la posibilidad de hacer inteligible nuestra impotencia. No podemos infundir fe, pero podemos entender su necesidad y su actual imposibilidad, mayor imposibilidad cuanto más urgente necesidad. Pero no es practicable una vía racional de acceso a la fe, quiero decir que esa inteligibilidad del bloqueo último de nuestra voluntad no despertará entusiasmo alguno, no nos infundirá ninguna fe...
A no ser que esa comprensión alcance el punto extremo en que, en una suerte de metabolé, se produzca ese súbito oscurecimiento místico y silencioso que, más allá de la razón, conduzca a un verdadero renacimiento. En modo alguno pretendo desdeñar esta vía, pero para que semejante iluminación cegadora tuviera algún efecto sobre nuestras sociedades históricas, habría de suponer un acontecimiento metafísico, el nacimiento de una nueva reliogiosidad de proyección universal capaz de afirmar la substancia metapolítica de un nuevo orden antropológico. No se confunda esto con lo que reclama el "altermundismo" naïf. Señalo, tras el ocaso de los ídolos y la muerte de Dios, a una efectiva parousia cuando incluso el resistente (katejón) ha sido removido.
No puedo alegrarme de que el conato de firmeza - si lo hubo en el movimiento denominado 15-M - sucumba. Creo que tras ese afán no dejaba de manifestarse un anhelo de absoluto. Es muy posible que el ingenuo ahora sea yo, pero esa simpleza es también una bienaventuranza.
21/5/11
Vox ?
La verdad es la verdad, dígala Agamenón o su porquero. En este caso se llama Cristina y pronuncia "España"sin matices. Los "todólogos" - me gusta el título - andan alborotados. Da un poquito de asco el modo en que se está tratando la cuestión en los medios de in-formación., pero en varias ocasiones he oído a personas singulares y anónimas corregir su soberbia y medir el hondón de su arrogante ignorancia.
RNE.
España real, ahora.
Hará falta algo más que dormir al raso, algo más que organizar asambleas - aunque sean multitudinarias -... Si es cierto que parece un signo de sentido común reducir la abigarrada pluralidad de exigencias, más o menos utópicas, a la muy determinada y crítica de reformar la ley electoral, también parece que oscurece el propósito fundamental - anterior a la adscripción partidaria - situar a todos los partidos políticos en el mismo plano. Puede parecer lo propio de un movimiento político a-partidista, pero con las decisiones de Salomón hay que tener cuidado. El niño aquí es, evidentemente, España y aunque lo cierto es que aquí se acaba la semejanza, dado que ese niño es la madre, tampoco es el mismo trato el que le han venido dando sus pretendidos "asistentes sociales".
Y se trata de España en su estado actual, no de una idea o un proyecto sino de lo que hay. Pero la reforma de la ley electoral - un objetivo determinado - requerirá de una potencia filosófica realmente radical y de una fuerza social capaz de conmover los bien arraigados tentáculos de tanta ilustre señoría.
Es lo de menos, que uno "se sienta" o no parte de la España que se arriesga en la partida. Es lo de menos que reconozca o no esa España como propia. Hay extremos en que se arriesga la mera existencia del objeto, y hay que olvidar cualquier consideración extraña al reconocimiento último de su valor propio. Extremos en que, para salvaguardar cualquier ulterior posibilidad, hay que defender su actual realidad. En este punto, hay que determinar, en alguna medida, la diferencia que hay en el trato que los partidos gobernantes en España le han dado a la que, desde un punto de vista radical, es la matriz de nuestra existencia, valga ésta lo que valga.
Abrazado a tu cuerpo como el tronco a su tierra,
con todas las raíces y todos los corajes,
¿quién me separará, me arrancará de ti,
madre?
Abrazado a tu vientre, ¿quién me lo quitará,
si su fondo titánico da principio a mi carne?
abrazado a tu vientre, que es mi perpetua casa,
¡nadie!
Madre: abismo de siempre, tierra de siempre: entrañas
donde desembocando se unen todas las sangres:
donde todos los huesos caídos se levantan:
madre.
Decir madre es decir tierra que me ha parido;
es decir a los muertos: hermanos, levantarse;
es sentir en la boca y escuchar bajo el suelo
sangre.
La otra madre es un puente, nada más, de tus ríos.
El otro pecho es una burbuja de tus mares.
Tú eres la madre entera con todo su infinito,
madre.
Tierra: tierra en la boca, y en el alma, y en todo.
Tierra que voy comiendo, que al fin ha de tragarme.
Con más fuerza que antes, volverás a parirme,
madre.
Cuando sobre tu cuerpo sea una leve huella,
volverás a parirme con más fuerza que antes.
Cuando un hijo es un hijo, vive y muere gritando:
¡madre!
Hermanos: defendamos su vientre acometido,
hacia donde los grajos crecen de todas partes,
pues, para que las malas alas vuelen, aún quedan
aires.
Echad a las orillas de vuestro corazón
el sentimiento en límites, los efectos parciales.
Son pequeñas historias al lado de ella, siempre
grande.
Una fotografía y un pedazo de tierra,
una carta y un monte son a veces iguales.
Hoy eres tú la hierba que crece sobre todo,
madre.
Familia de esta tierra que nos funde en la luz,
los más oscuros muertos pugnan por levantarse,
fundirse con nosotros y salvar la primera
madre.
España, piedra estoica que se abrió en dos pedazos
de dolor y de piedra profunda para darme:
no me separarán de tus altas entrañas,
madre.
Además de morir por ti, pido una cosa:
que la mujer y el hijo que tengo, cuando pasen,
vayan hasta el rincón que habite de tu vientre,
madre.
(Miguel Hernández)
19/5/11
¡Democracia Real, ya!: Democracia, Presente, Realidad.
Nuestro presente parece haber encontrado en la exhortación de Stephane Hessel el detonador de su materia explosiva. El fenómeno posee una complejidad extrema porque envuelve una determinación de nuestro presente, lo que se hace crecientemente difícil, precisamente en las condiciones históricas de nuestro tiempo. Las condiciones del día de hoy tienden a hacer imposible el ejercicio de una filosofía cuya necesidad es ya perentoria, pero cuya urgencia aumenta a medida que deviene crecientemente imposible.
Es muy llamativa la soberbia inepta de quienes tienen ya un diagnóstico y un pronóstico sobre este fenómeno. Unos hablan de movimiento espontáneo bien porque esconden, bien porque no reparan en el carácter metafísico de la expresión. La idea de espontaneidad, tan querida y utilizada, por ejemplo, por I. Kant es traslación de la vieja causa sui. Espontaneidad se opone, en el texto kantiano, a la pasividad, como atributo del entendimiento frente a la sensibilidad.Cierto que no hay que oponer entendimiento y sensibilidad sino, a lo sumo, distinguirlos como dimensiones de la subjetividad. Pero se conoce a los promotores del movimiento y ellos tratan de explicar los motivos de su acción: no hay, pues, espontaneidad. Con semejante apelativo metafísico se quiere aludir, entiendo, a la ausencia de banderas y de símbolos, muy en especial - se dice - a la ausencia de toda adscripción, por parte del citado movimiento, a los partidos políticos que justamente concurren el próximo domingo a las elecciones (municipales y autonómicas).
Ahora bien, esta pretendida ausencia de determinación política del movimiento (una pretensión compartida con otros movimientos) parece conducirnos a un terreno infra o metapolítico, un terreno antropológico, ético o metafísico. En efecto, parece apelar a la idea metafísica del género humano tan querida de la paradójica "tradición revolucionaria", aunque es cierto que esa humanidad más que abstracta podría parecer confusa, desde el momento en que se señala con el rótulo de la spanish revolution. Una revolución española, que no mera o puramente humana, pero que se presenta en inglés.
Pero también podría entenderse que esa ausencia de adscripción conduce al terreno estrictamente económico, porque se entiende que la materia explosiva resultaría de la actual crisis económica. Por esta razón no entienden otros que el movimiento se haya detenido precisamente en la Puerta del Sol y no ante el Palacio de la Moncloa, a cuyo habitante juzgan éstos - los políticos de la Puerta del Sol - el verdadero responsable de la crisis económica que sufrimos. Tanto más cuanto que ellos - el Partido Popular y, especialmente Dª Esperanza Aguirre - habrían logrado menores tasas de paro y mayor índice de crecimiento económico en la Comunidad de Madrid, en la que gobiernan o a la que gestionan. Ahora serían estos Sres. - que no se invisten precisamente de la indumentaria característica de los que llaman perroflauta - los que se sitúan más allá de la política y pretenden acreditar su gestión en sus menos malos resultados económicos. Por lo demás, ésta es la posición característica del líder poco carismático del PP, D. Mariano Rajoy, que no pierde ocasión de señalar que la economía es la verdadera preocupación de la ciudadanía. Los representantes del Partido Popular no se sitúan, sin embargo, más allá de la política aunque la reducen a gestión económica, cuando afirman que es la economía la verdadera preocupación política o civil. Sería prolijo demostrar, aunque fuera pertinente, que Estado y Mercado - esas dos categorías en torno a las que parecen pujar los representantes de izquierda y derecha - constituyen un par de conceptos conjugados que no toleran en modo alguno su separación y que, por lo mismo, son coetáneos en su génesis; como lo son - evidentemente - los conceptos de "izquierda y derecha" económico-política. Sólo trascendiendo la matriz genética de estas oposiciones daríamos con las condiciones que, acaso, permitirían salvar la situación estrictamente aporética en que nos hallamos. Ahora bien - midan la dificultad del intento - sería tanto como determinar la matriz de la modernidad, único modo de desbordar las condiciones de nuestro presente. Pero: ¿Repara en la dificultad de este ensayo quien esgrime la consigna fundamental del citado movimiento?. Por una parte, en su fórmula figuran tres ideas nucleares para una ontología de la historia: Democracia, Presente y Realidad. Por otra parte, su discurso delata, más pronto que tarde, un neto rendimiento crítico o negativo - reactivo - pero que acude, en el momento de intentar construir positivamente, a ideas heredadas del pensamiento moderno que nos ha traído al mismo presente aporético que intentan impugnar.
Más fácil de entender es la entrega de los que ocupan "altos cargos" en nuestra sociedad democrática a una defensa cerrada del procedimiento formal en virtud del cual ocupan dichos cargos. No en vano es un cuerpo constituido, en buena parte, por juristas. Así, disponen la política en un espacio jurídico (olvidando que la política es la guerra, continuada por medios diferentes) y se niegan a entender que se está impugnando, con la política, el pretendido espacio jurídico en que la disponen.
Semejante negativa les lleva a acusar al movimiento, detenido a sus pies, de falta de espontaneidad, es decir, de responder a motores políticos. ¿Por qué no sería legítimo que este movimiento actuara movido por intereses políticos?, ¡Como si la legalidad a la que apelan estuviera limpia de toda miasma política real!. Acaso habría que acusar a sus propios afiliados, por lo demás muy numerosos, de ser escasamente militantes y, especialmente, a su correspondiente sección de juventudes. Frente a la espontaneidad de los unos podría señalarse la pasividad de los otros. El esfuerzo por mantener las formas, jurídicas, tiene sentido - desde luego - para el que se ve favorecido por las mismas. Y aquí no se sitúan únicamente las juventudes populares, sino también las rancias juventudes socialistas o comunistas que, ligadas a sus respectivos partidos políticos erigidos en instituciones determinantes del Estado, reciben del Estado oportunos beneficios.
Pero esta forma política no puede ser substituida por un mero movimiento, por masivo que pueda llegar a ser. Más allá de detenerse en uno u otro campo, habrá de indicar primero un sentido y con él los medios de los que habrá de dotarse. Pero ni el movimiento, ni ninguno de sus sectores ha ofrecido algo semejante y los antecedentes revolucionarios ofrecen hoy escasa base para el optimismo. Estamos hoy, como hace más de un siglo, encallados en la misma fase crítica, en la radical hipercrítica, que nos ha conducido al hastío más que a la indignación, y de la que sólo podríamos salir trascendiendo una modernidad que no tiene otro fundamento que el radicalmente negativo de la crítica. Esta autodenominada indignación, tiene más bien el aspecto de un muy civilizado hastío o una profunda insatisfacción, adecuada al grupo social que nutre el movimiento: los jóvenes estudiantes universitarios. Recuerdo el aforismo del maestro Gómez Dávila: "No soy un intelectual moderno insatisfecho, soy un campesino medieval indignado".
Semejante negativa les lleva a acusar al movimiento, detenido a sus pies, de falta de espontaneidad, es decir, de responder a motores políticos. ¿Por qué no sería legítimo que este movimiento actuara movido por intereses políticos?, ¡Como si la legalidad a la que apelan estuviera limpia de toda miasma política real!. Acaso habría que acusar a sus propios afiliados, por lo demás muy numerosos, de ser escasamente militantes y, especialmente, a su correspondiente sección de juventudes. Frente a la espontaneidad de los unos podría señalarse la pasividad de los otros. El esfuerzo por mantener las formas, jurídicas, tiene sentido - desde luego - para el que se ve favorecido por las mismas. Y aquí no se sitúan únicamente las juventudes populares, sino también las rancias juventudes socialistas o comunistas que, ligadas a sus respectivos partidos políticos erigidos en instituciones determinantes del Estado, reciben del Estado oportunos beneficios.
Pero esta forma política no puede ser substituida por un mero movimiento, por masivo que pueda llegar a ser. Más allá de detenerse en uno u otro campo, habrá de indicar primero un sentido y con él los medios de los que habrá de dotarse. Pero ni el movimiento, ni ninguno de sus sectores ha ofrecido algo semejante y los antecedentes revolucionarios ofrecen hoy escasa base para el optimismo. Estamos hoy, como hace más de un siglo, encallados en la misma fase crítica, en la radical hipercrítica, que nos ha conducido al hastío más que a la indignación, y de la que sólo podríamos salir trascendiendo una modernidad que no tiene otro fundamento que el radicalmente negativo de la crítica. Esta autodenominada indignación, tiene más bien el aspecto de un muy civilizado hastío o una profunda insatisfacción, adecuada al grupo social que nutre el movimiento: los jóvenes estudiantes universitarios. Recuerdo el aforismo del maestro Gómez Dávila: "No soy un intelectual moderno insatisfecho, soy un campesino medieval indignado".
15/5/11
Democracia Invertida.
En este tiempo de campaña... de campaña electoral, claro, no puede uno encontrar un sólo lugar donde aislarse de los ecos, sin voz, de los mítines y las portadas. Buscando escapar de cualquier alusión al presente ridículo de los partidos y sus programas, a la vez que de cualquier negro rastro de nuestro presente sin horizonte, me dispuse a la lectura de alguna novela, entretenida y poco grave, y me acordé de Sherlock Holmes. En ello estaba cuando se me ha transfigurado el texto de Conan Doyle, se trata de la historia del "Valle del Terror", en otra continua alusión al sistema de partidos y a la sociedad democrática española de nuestros días. Hay ocasiones en que no puede uno escapar.
En la citada novela el Gran Maestre de la logia de Vermissa, de los "Hombres Libres", que ofrece la imagen pública o política de un prócer de su sociedad, ofrece también la imagen social de jefe de una liga de asesinos llamados "Justicieros".
"Aparte de los poderes secretos que, según todos creían, ejercía de manera implacable, aquel hombre era un alto funcionario público, consejero municipal y comisario de carreteras, cargo para el que había sido elegido merced a los votos de los rufianes que esperaban recibir algún favor de sus manos. Los impuestos y tasas eran enormes, las obras públicas estaban abandonadas, los interventores sobornados servían de tapadera a las cuentas y lso ciudadanos honrados, víctimas del terror, pagaban aquel chantaje público y se guardaban de hablar..."
En un grupo tan democrático este líder recibe la amenaza más frontal que un demócrata pueda hacer a otro, cuando surge un choque con uno de sus subordinados.
"John McGinty, no será Ud. Gan Maestre de por vida, y ¡vive Dios! que la próxima vez que haya que votar...
El consejero saltó hacia él como un tigre..."
Pero además la preocupación por el pueblo de este prócer de su patria no puede ser más cristalina. En ocasión en que un grupo de policías llegados de fuera busca investigar sus negocios menos visibles, se acuerda - como es natural - de su calidad de representante de la numerosa clase de los desposeídos. Esta preocupación es el nervio íntimo de todo gran político, naturalmente.
"Estaríamos mejor sin Ud. capitán Marvin - le contestó McGinty con frialdad. Disponemos de nuestra propia policía local y no nos hacen falta artículos importados. ¿Qué otra cosa son ustedes, sino instrumentos a sueldo de los capitalistas, contratados por ellos para aporrear o tirotear a sus conciudadanos más pobres?"
Pero Conan Doyle debía prever la formación de esta élite de gestores y administradores del mundo. En efecto, escribe:
"En los primeros tiempos llevaban sus manejos con cierto secreto, pero ya en la época a que se refiere esta narración obraban con absoluta ausencia de disimulo, porque los repetidos fracasos de la justicia les habían convencido, por una parte, de que nadie osaría testificar en su contra, y por otra, de que disponían de un número ilimtado de testigos de completa confianza, a quienes podían recurrir en su favor, y de una caja bien provista de dinero de la cual procedían los fondos cno los que contrataban a los abogados de más talento que había en aquel estado. Durante largos años de atropellos no hubo ni siquiera una sola condena, y el único peligro que alguna vez amenazaba a los Justicieros procedía de las víctimas mismas que, a pesar de verse atacadas por sorpresa y abrumadas por el número de atacantes, conseguían en ocasiones dejar sobre ellos su señal"
¿Qué grupo secreto ha escrito las obras que firma A. Conan Doyle para que no podamos refugiarnos allí cuando huimos de nuestra actualidad? ¿Será el jefe de campaña del PP, del PSOE o un agente escondido del FMI?.
11/5/11
Ayala, 17 de octubre de 2005
En algún momento de su biografía alguien acusó a Francisco Ayala de haber perdido no ya la creencia religiosa, sino toda creencia. Ayala se enfrentó entonces a semejante afirmación. Ahora bien, el final de sus días vino precedido por un pavoroso estado de desolación. Esto no habría de resultar asombroso en un hombre que había alcanzado edad tan avanzada, viendo caer tras de sí los últimos vestigios del mundo que conoció su infancia. Sin embargo, insiste a lo largo de la narración en su actitud desprendida o de perfecto desasimiento del pasado y una constante apertura al porvenir.
Sucede que sus últimos años conocieron un punto de inflexión con fundamento objetivo, ajeno al particular declive de su naturaleza. Lo mienta con exactitud: el atentado terrorista que el 11 de septiembre de 2001 desplomó las Torres Gemelas en la ciudad de Nueva York. Si la causa de su nihilismo se hallara en el hundimiento mismo de su propia existencia, su triste perspectiva encontraría, finalmente, una comprensible razón de ser. Pero, junto a este natural ocaso, aparece un gran cambio "experimentado por la realidad objetiva del mundo" y que nos arroja a una situación extrema:
"Significa ello, para decirlo en términos coloquiales, que la humanidad ha alcanzado un punto en que no sabe uno qué pensar acerca de nada. Y me pregunto qué sentido puede tener, siendo así, el trasladar al papel, como lo hago en el momento presente, un tal estado de ánimo, puesto que en verdad ni espero confortación, ni mucho menos invoco esclarecimientos intelectuales que sería demasiado temerario esperar (...).
Nunca antes de ahora había vacilado en creer que aquello pudiera tener sentido. Esta última fase de mi existencia, en combinación con el panaroma que hoy presenta el mundo, viene a introducir, sin embargo, con la inminencia de la ya impostergable perspectiva de la muerte, un cambio profundo y radical en mi actitud frente a la realidad" (Franciso Ayala)
3/5/11
For Sale.
Cuando se confunden los fines, se multiplican medios. Tenemos toda una parafernalia de medios, un catálogo abundantísimo de bagatelas cuyo precio en el mercado aumenta a medida que se oscurece su sentido. Nuestra democracia se ha hecho adulta, dicen los técnicos del nuevo merchandising. Yo pienso que nos haría falta un terremoto, sólo así se asienta un nuevo firme.
Mídase aquí la estatura de nuestros grandes hombres: el filósofo moderno y su filosofía.
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