"....La cabeza no se ha perdido pero lo que tenía dentro, eso sí. ¿Por qué me miras con este aire de crítica?
- ¿A qué te refieres Mitia?
- A las ideas, las ideas, ¡eso es! A la ética ¿Qué es la ética?
- ¿La ética?, preguntó sorprendido Aliosha.
- Sí, creo que es una ciencia ¿verdad?
- Sí, tal ciencia existe... sólo que... yo, lo confieso, no puedo explicarte de qué ciencia se trata.
- Rakitin, lo sabe. ¡Sabe muchas cosas ese Rakitin, mal rayo le parta! Monje no será. Quiere ir a Petersburgo. Allí, dice, se dedicará a la crítica, pero a la crítica noble. Bien, quizá llegue a ser algo útil y haga carrera. ¡Oh esa gente es maestra en lo de hacer carrera! ¡Al diablo con la ética! Pero yo, Aléxei, estoy perdido ¡estoy perdido, hombre de Dios! A ti te quiero más que a nadie. El corazón se me conmueve caundo pienso en tí. ¿Quién era Karl Bernard?
- ¿Karl Bernard? - volvió a sorprenderse Aliosha.
-No, no se llamaba Karl, espera, me he equivocado: Claude Bernard ¿Quién era? Trataba de química ¿no?
-Debía de ser un sabio - respondió Aliosha - pero te confieso que tampoco de él podré hablarte mucho. Sólo he oído decir que es un sabio, no sé nada más.
- Bueno, al diablo con él tampoco yo lo sé - soltó Mitia - Será algún canalla, es lo más probable; todos son unos canallas. Pero Rakitin subirá, Rakitin es de los que pasan por una rendija, también es un Bernard. ¡Oh esos Bernard! ¡Cómo se han reproducido!
- ¿Pero qué te pasa? preguntó Aliosha insistente.
- Quiere escribir un artículo sobre mí, sobre mi caso, y dar comienzo, así, a su papel en la literatura; por esto viene, él mismo me lo ha explicado. Piensa escribir algo con una determinada tendencia: "tenía que matar corroído por el medio", sostiene, según creo, y así sucesivamente, según me ha explicado. Tendrá un matiz socialista, dice. Al diablo con él; si quiere que el artículo tenga un matiz, que lo tenga, a mí me importa un bledo. A nuestro hermano Iván no le quiere, le odia; a tí tampoco te trata con muchos miramientos. Yo no le echo porque es un hombre inteligente. Sin embargo está demasiado engreído. Hoy le he dicho: "Los Karamázov no son unos canallas, son unos filósofos, porque todos los rusos auténticos son filósofos, pero tú, aunque has estudiado, no eres más que un plebeyo no un filósofo". Se ha reído, con algo de rabia. (...)
- ¿Por qué estás perdido? ¿No me lo acabas de decir? - le interrumpió Aliosha.
- ¿Por qué estoy perdido? ¡Hum! En el fondo... si he de tomarlo todo en consideración, me da pena Dios. ¡ Por esto estoy perdido!
- ¿Cómo que te da pena Dios?
- Imagínate: ahí, en los nervios, en la cabeza, es decir, en el cerebro, esos nervios (¡al diablo con ellos!)... Hay como unos rabitos, los nervios esos tienen unos rabitos, y tan pronto como se ponen a vibrar... quiero decir, verás, yo miro algo en los ojos, así, y esos rabitos empiezan a vibrar... y no bien vibran, aparece la imagen, y no aparece enseguida, sino que pasa un instante, un segundo, y se presenta así como un momento, quiero decir, no un momento (al diablo el momento), sino la imagen, es decir, el objeto o el suceso, y entonces, diablo, es por esto por lo que veo y luego pienso... hay rabitos, y de ningún modo porque tengo alma y yo esté hecho a imagen y semejanza, que todo esto son tonterías. Todo esto, hermano, me lo explicó ayer Mijaíl y sentí como una quemadura. ¡Es admirable, Aliosha, esta ciencia! Surgirá un hombre nuevo, esto lo comprendo - ¡De todos modos, me da pena Dios!
- Esto ya es algo - repuso Aliosha.
- ¿Que dé pena Dios? ¡la química, hermano, la química! No hay nada que hacer, reverendo, apártese un poco ¡la química pasa!. Rakitin no quiere a Dios, ¡no lo quiere! ¡Este es el punto flaco de esta gente! Pero lo disimulan. Mienten. Hacen comedia. "Bien, ¿expondrás todo esto en tu sección de crítica? le he preguntado. "De manera clara no me dejarán" ha contestado riéndose. "Pero, le he preguntado, ¿qué será del hombre después, sin Dios y sin vida futura? ¿Así ahora todo está permitido, es posible hacer lo que uno quiera?". "¿Y tú no lo sabías?", me ha dicho. Se ha reído. "A un hombre inteligente, dice, todo le está permitido, el hombre inteligente sabe pescar en seco; en cambio tú, dice, has matado y has caído en la ratonera, ¡por eso te pudres ahora en la cárcel!. ¡Me lo dice así el muy cerdo!. Antes, a los que hablaban así los ponía de patitas en la calle, en cambio ahora escucho. El caso es que también dice cosas sensatas. Y escribe bien. Hará cosa de una semana empezó a leerme un artículo, entonces copié tres líneas adrede, verás, espera, aquí están.
Mitia se sacó rápidamente un papelito del bolsillo del chaleco y leyó.
- "Para resolver este problema, es necesario ante todo colocar la propia personalidad en oposición a la realidad toda" ¿lo comprendes?
- No, no lo comprendo - dijo Aliosha.
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